(FLIP/IFEX) – José Emeterio Rivas, de 44 años, fue asesinado la noche del 6 de abril de 2003 en la vía que conduce de Barrancabermeja -Norte de Santander- a Bucaramanga -Santander- al nororiente de Colombia. Rivas se había vinculado al programa de proteccion a Periodistas del Ministerio del Interior y de Justicia en enero de […]
(FLIP/IFEX) – José Emeterio Rivas, de 44 años, fue asesinado la noche del 6 de abril de 2003 en la vía que conduce de Barrancabermeja -Norte de Santander- a Bucaramanga -Santander- al nororiente de Colombia. Rivas se había vinculado al programa de proteccion a Periodistas del Ministerio del Interior y de Justicia en enero de 2001 por amenazas contra su vida y contaba con un escolta de la Policía y un equipo de comunicaciones como esquema de seguridad.
Según el Teniente Coronel Luis Alfonso Novoa, coordinador del grupo de derechos humanos de la Policía Nacional y representante de esa entidad en el programa de proteccion, el escolta dejo al periodista en su residencia después de la media noche (hora local) del viernes 4 de abril y le advirtio que ante cualquier emergencia se comunicara con él. Adicionalmente, Rivas le manifesto al escolta que se quedaría en su casa todo el tiempo, agrego el Coronel Novoa. Dos días después, fueron encontrados los cadáveres del periodista y de Paulo César Montesinos Reyes, un estudiante de séptimo semestre de ingeniería ambiental de la Universidad de la paz, en un sitio conocido como Dagota, a 30 kilometros de Barrancabermeja.
El escolta de la Policía que acompañaba al periodista no lo hacía los fines de semana y por tal razon Rivas había solicitado al Programa de Proteccion, el 6 de marzo, una ampliacion de este acompañamiento. Además de este requerimiento Rivas pidio un chaleco antibalas y un vehículo blindado. El 27 de marzo, fecha en la que se realizo la última reunion del Comité de Reglamentacion y Evaluacion de Riesgos- organo encargado de evaluar los casos en el Programa y en el que participa la FLIP- se decidio realizar un estudio al esquema protectivo del periodista y establecer nuevamente su nivel de riesgo para determinar con conocimiento de causa las medidas de seguridad necesarias.
Según el periodista desde 1999 recibía llamadas a la emisora Calor Estéreo en las que le decían que lo iban a matar. Igualmente aseguro que hace dos años le llego un mensaje, supuestamente de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), diciéndole que se cuidara porque ya estaban contratados los sicarios. A finales del 2001 él denuncio en la emisora sobre desmanes de los grupos de Autodefensas de la zona al mando de alias «Setenta» y alias «Harold» quienes, según Rivas, habían ordenado su asesinato. De esto último tenía conocimiento la Fiscalía a través de una carta que el periodista envio al Fiscal General de la Nacion, Luis Camilo Osorio, el 28 de febrero de 2003.
Para enero del 2003 el periodista informo al Ministerio del Interior que su carro había sido incinerado como retaliacion por sus denuncias.
Rivas era teologo de profesion y desde hacía cuatro años dirigía el programa Las Fuerzas Vivas, un espacio de opinion y línea abierta en la emisora Calor Estéreo. Allí el periodista denunciaba irregularidades en la Administracion Pública, abría los microfonos para que la gente comentara sobre temas de orden público, como los asesinatos en la ciudad, y cuestionaba las acciones de los grupos al margen de la ley. Por tratar estos temas el periodista consideraba que sus amenazas
venían de «quienes se sienten aludidos con las denuncias que hacía pùblicas».
De acuerdo con las versiones recogidas por periodistas de la region, el programa de las Fuerzas Vivas tenía gran acogida, especialmente, entre personas de estratos bajos, pero así mismo había generado gran polémica con las organizaciones sociales, la clase política y los mismos medios de comunicacion debido, al lenguaje y las opiniones que expresaba el periodista.
La FLIP solicita a la Fiscalía General de Nacion actuar de inmediato para esclarecer el asesinato de este periodista y condenar a los responsables. La poca efectividad de las autoridades judiciales en la investigacion de las amenazas contra periodistas hace que ninguna proteccion física sea suficiente, en lo que parece ser una estrategia de los grupos armados ilegales para silenciar a la prensa en ciertas regiones del país. En menos de un mes han sido asesinados dos periodistas, ambos acogidos por el Programa de Proteccion del Ministerio del Interior, lo que refleja la poca capacidad del gobierno para garantizar la seguridad de los periodistas en regiones como Arauca o el Magdalena medio (ver las alertas de IFEX del 25 y 19 de marzo de 2003).