Haciendo uso del derecho a la libertad de expresión, Alfredo Landaverde se enfrentó al narcotráfico, al crimen organizado y a la corrupción policial.
(C-Libre/IFEX) – 8 de diciembre de 2011, Tegucigalpa, Honduras – El 7 de diciembre del 2011, alrededor de las 10:00 de la mañana, fue acribillado en la ciudad capital del país el ingeniero Alfredo Landaverde, reconocido analista en materia de seguridad, quien haciendo uso del derecho a la libertad de expresión se enfrentó al narcotráfico, al crimen organizado y a la corrupción policial.
Landaverde y su esposa Hilda Caldera se conducían en un vehículo particular por la salida que de la ciudad capital conduce a la ciudad turística de Valle de Ángeles cuando sujetos armados que se trasportaban en una motocicleta los interceptaron y les dispararon sin compasión. Minutos después Landaverde fallecía mientras era trasladado al Hospital Escuela de Tegucigalpa.
Desde las instalaciones del centro hospitalario, Caldera con una bala alojada en la espalda, manifestó que su esposo es un mártir de los medios de comunicación. «A mi esposo lo entrevistaban todos los días, a él lo llamaban de día y de noche para hacerle entrevistas, porque él se enfrentaba solo y así solo lo mataron, solo conmigo a su lado», señalo la socióloga.
Landaverde era conocido porque denunciaba con valentía los orígenes del crimen organizado en Honduras, sus nexos, sus protagonistas y la cobardía de los gobiernos de turno por enfrentar el flagelo. «Disculpen los que les voy a decir, pero aquí lo que faltan son ‘güevos para combatir el narcotráfico'», dijo en una de sus últimas entrevistas a los medios de comunicación.
En otra oportunidad Landaverde reveló: «Ahora existen cuatro tipos de crímenes: los policiales, el común, las maras, y el de los mexicanos y colombianos – este último requiere un sistema de inteligencia unido entre la Policía y las Fuerzas Armadas para frenar sus operaciones».
Así mismo en otra de sus comparecencias públicas Landaverde detalló la forma cómo opera la corrupción al interior de la policía, la que, según él, se realiza a vista y paciencia de la cúpula policial, a la que responsabilizó y hasta acusó de estar coludida con el narcotráfico y el crimen organizado.
En el programa televisivo «Frente a Frente», que se trasmite por Canal 5, exigió públicamente al ex ministro de seguridad, Oscar Álvarez, la lista de los 25 oficiales de alto rango que, según informes suyos, tienen nexos con el narcotráfico, igual petición que le hizo al entonces director nacional de la Policía, el comisionado general José Luis Muñoz Licona, pero ninguno contestó su solicitud.
El 28 de noviembre de 2011, Landaverde fue advertido de un posible atentado en su contra por un agente que le salió al paso minutos después de salir de declarar ante el fiscal Roger Matus de la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado sobre la participación de agentes de policía en el asesinato del zar antidrogas, Julián Arístides Gonzales, ocurrido el 8 de diciembre de 2009.
«A mi salida de la Fiscalía contra el Crimen Organizado me salió al paso un agente que ya conocía y me advirtió que me cuidara, porque podrían estarme entregando a los mismos que mataron al general», informó para varios medios de comunicación el hoy occiso.
De la misma manera declaró al diario «La Tribuna», en la edición del 22 de noviembre de 2011 que Arístides Gonzales fue ultimado por policías, y que cuando él fungió como titular de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico supo de actos de corrupción en esta dependencia del Ministerio Público.
Ocho días después de conocer la advertencia del agente policial, Landaverde fue ultimado a balazos. Pero su legado permanente será su lucha a favor de la justicia y no quedará impune, dijo muy segura y conmocionada su esposa, quien públicamente ha solicitado refugio en la Embajada Americana por temor a ser asesinada.