(RSF/IFEX) – RSF protesta que, el 7 de octubre de 2003, la administración militar obligó a tres reporteros de medios de comunicación norteamericanos, enviados a la base naval de Guantánamo (Cuba), a comprometerse a no plantear ninguna pregunta sobre las investigaciones en curso en la base militar, bajo pena de expulsión. Dos días más tarde, […]
(RSF/IFEX) – RSF protesta que, el 7 de octubre de 2003, la administración militar obligó a tres reporteros de medios de comunicación norteamericanos, enviados a la base naval de Guantánamo (Cuba), a comprometerse a no plantear ninguna pregunta sobre las investigaciones en curso en la base militar, bajo pena de expulsión. Dos días más tarde, un oficial, desde Washington, dio a entender que esa regla estaba a punto de ser anulada. Ya en varias ocasiones, las autoridades militares han puesto trabas al trabajo de los periodistas en el lugar, con el pretexto de «seguridad operativa».
«Esas restricciones son inadmisibles, simplemente porque impiden a los periodistas hacer su trabajo. Desgraciadamente, el estricto encuadramiento de los reporteros en la base de Guantánamo no es la excepción, sino la regla. Con la excusa de la lucha contra el terrorismo, esas medidas tienen como consecuencia sobre todo restringir la salida de informaciones que podrían resultar en nuevas críticas a la administración estadounidense», ha declarado Robert Ménard, secretario general de RSF.
La organización espera que la administración estadounidense confirmará la anulación de esta última medida. Y le pide que aligere las condiciones de trabajo de los periodistas, para que no entorpezcan su trabajo las legítimas medidas de seguridad de la base.
RSF recuerda que, en junio de 2003, le confiscaron el material a un equipo del programa «Panorama», del canal británico de televisión BBC. En septiembre de 2002, registraron la habitación de un equipo del canal italiano RAI 1.
Prohibición de plantear algunas preguntas
Según un despacho de la agencia Associated Press (AP), el 7 de octubre de 2003, tres periodistas, de la agencia AP, del diario «The New York Times» y del canal Fox Televisión, estaban en la base militar de Guantánamo (Cuba), donde se encuentran detenidos algunos miembros y presuntos aliados de Al-Qaida. Antes de subir al avión en el aeropuerto militar de Jacksonville (Florida), las autoridades militares obligaron a los tres periodistas a firmar un documento, en el que se comprometían a no plantear preguntas sobre las investigaciones en curso en la base militar.
«Plantear preguntas sobre actuaciones o investigaciones en curso, o futuras, puede provocar restricciones de acceso a Guantánamo, la expulsión del lugar y/o la retirada de la acreditación del Departamento de Defensa», establece el documento.
Interrogada acerca del por qué de tales medidas, la teniente-coronel Pamela Hart respondió: «¿Por qué plantear preguntas de las que no se va a obtener respuesta?» Añadió que esas medidas están destinadas a «proteger la integridad de la investigación». Los tres periodistas eran los primeros profesionales de la información que acudían a la base de Guantánamo tras el arresto de un capellán militar y dos intérpretes, uno de los cuales es sospechoso de espionaje.
El 9 de octubre, un oficial del Departamento de Defensa confió a la agencia Reuters, amparándose en el anonimato, que la prohibición de plantear preguntas estaba a punto de levantarse.
Numerosos precedentes
El 20 de junio de 2003, excluyeron a un equipo de la BBC de un grupo de periodistas en visita a Camp Delta. Le embargaron el material de audio y borraron las grabaciones de los prisioneros dirigiendo preguntas a los periodistas. La periodista Vivian White, quien respondió a unos detenidos que le preguntaban si el grupo de visitantes era un grupo de periodistas, fue confinado en un edificio situado lejos del campo.
Según el diario «The Guardian», un oficial estadounidense precisó que el equipo de la BBC tuvo que entregar sus cintas de audio, para poder continuar tomando imágenes. Por otra parte, un portavoz militar explicó que los periodistas de la BBC habían violado el reglamento, hablando con los detenidos. Según las autoridades estadounidenses, esta prohibición fue impuesta para conformarse a la Convención de Ginebra. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) refuta esta interpretación.
El 11 de septiembre de 2002, las autoridades militares registraron la habitación de un equipo del canal italiano RAI 1, presente en la base de Guantánamo (Cuba). Sospechaban que el equipo había grabado imágenes en un lugar no autorizado.
Ya entonces dos enviados especiales revelaban que las autoridades limitaban cada vez más el trabajo de los profesionales de la prensa en la base naval. Según Carol Rosenberg, del diario estadounidense «Miami Herald», los periodistas van escoltados permanentemente y se vigilan sus relaciones con el personal de la base, incluido el personal civil. Según Paisley Dodds, de la agencia AP, durante el año 2002 aparecieron nuevas restricciones en el acceso al hospital y la posibilidad de ver a los prisioneros. Esta periodista recuerda la prohibición, casi total, de sacar fotos. El motivo invocado es siempre el mismo, subraya Dodds, «operational security» («seguridad operativa»).
En enero de 2002, la difusión de unas imágenes de la llegada de veinte prisioneros a la base, sometidos a un trato degradante, provocó fuertes reacciones en la opinión pública internacional. Aprendiendo de la experiencia, algunos meses más tarde el Pentágono invocó motivos de seguridad para prohibir que la prensa cubriera el traslado de detenidos del campo X-Ray al Delta, en la misma base de Guantanamo. Antes, se había impuesto un acceso limitado a la prensa para cubrir la construcción de Camp Delta.