Al costo de 70 millones de dólares y después de sucesivos retrasos, un cable submarino tocó tierra en Santiago de Cuba en febrero de 2011, pero la Isla continúo utilizando los servicios de los proveedores de Internet a través de satélite.
(CPJ/IFEX) – 7 de febrero de 2013 – Lo que sigue es parte del blog del CPJ:
Por Yoani Sánchez/Bloguera Invitada
Por esas bromas de la vida, en Cuba hay una expresión muy popular que es sinónimo de dificultad y crisis. Cuando se quiere señalar lo mal que le va a alguien económicamente, basta decir metafóricamente «se está comiendo un cable». El humor callejero ha identificado el acto de masticar y tragarse un tendido de alambres con las penurias y las estrecheces materiales. Justamente la parábola gana fuerza por estos días al referirse a la situación del cable de fibra óptica instalado entre Cuba y Venezuela y que aún no brinda servicio a los clientes nacionales.
Hace tres semanas un experto de Renesys, firma norteamericana que analiza el tráfico en Internet, sugirió en su blog que el tendido Alba-1 habría comenzado a tener latencia. En un primer momento la actividad fue perceptible en una sola dirección, pero después de varios días ya se corroboraba el envío y recepción de datos.
Desde 2007 Cuba y Venezuela comenzaron las labores para instalar un cable submarino que lleva por nombre las siglas de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América. Al costo de 70 millones de dólares y después de sucesivos retrasos, el cable tocó tierra en Santiago de Cuba en febrero de 2011. Sin embargo, la Isla continúo utilizando los servicios de los proveedores de Internet a través de satélite. Durante los dos años transcurridos, los medios oficiales guardaron silencio alrededor del cable lo cual fomentó los rumores de una posible avería por malos manejos o por desvío de recursos.
Doug Madory, ingeniero de investigación en Renesys, afirmó también que la empresa española Telefónica SA había comenzado a dirigir tráfico de Internet a la Empresa e Telecomunicaciones de Cuba SA. Sin embargo, Telefónica negó que estuviera suministrando servicios de enrutamiento para el Alba-1; no obstante confirmó que provee de otros servicios a la empresa estatal ETECSA.