El tiroteo contra la redacción del diario Capital Gazette en Estados Unidos ha puesto sobre la mesa el asunto del acoso a los periodistas, especialmente en internet.
Este artículo fue publicado originalmente en rsf.org el 18 de Julio de 2018.
El pasado 28 de junio, un hombre armado abrió fuego y mató a cinco personas en un ataque dirigido a la redacción de Capital Gazette, un periódico local de Maryland (EEUU) al que el agresor había estado acosando durante seis años en Twitter. Tras la masacre se instó a los periódicos de todo el país a que reconsideraran su seguridad y la de sus reporteros mientras hacen su trabajo. La policía de la ciudad de Nueva York envió agentes a montar guardia frente a los medios de comunicación con el fin de evitar ataques similares. Lo mismo se hizo en Chicago, Los Ángeles y Nashville.
Antes de este atentado, no había precedentes en Estados Unidos de un ataque contra periodistas de tal magnitud. La última vez que se produjeron asesinatos de periodistas en un ataque dirigido confirmado fue en agosto de 2015, cuando Alison Parker y Adam Ward, reportera y cámara de un canal local de noticias de Virginia, fueron asesinados por un pistolero mientras hacían una entrevista. En los últimos años, el clima mediático de la nación se ha vuelto cada vez más hostil, lo que ha generado más preocupaciones sobre la seguridad de los periodistas.
Durante su primer año en el cargo, el presidente Donald Trump declaró que la prensa es un «enemigo del pueblo estadounidense» y a los medios críticos los llamó «noticias falsas «, al tiempo que realizaba innumerables ataques verbales contra medios informativos y periodistas, a menudo llamando a las personas por su nombre. Su persistente hostigamiento ha estado acompañado de un alarmante número de violaciones a la libertad de prensa a nivel local, que incluyen 34 detenciones de periodistas y 44 agresiones físicas contra ellos, según el US Press Freedom Tracker.
Aunque la motivación del agresor de Capital Gazette parece ser un resentimiento personal contra el periódico, es imposible desenredar la retórica del presidente Trump del aumento de la intolerancia hacia los periodistas en Estados Unidos. Entre los más acosados se encuentran quienes cubren temas políticamente delicados, incluidas las actividades de la administración Trump. La corresponsal de la Casa Blanca, April Ryan, una veterana reportera de American Urban Radio Networks y colaboradora de la CNN, dijo a Variety en abril que recibe «amenazas de muerte por el solo hecho de hacer una pregunta. He tenido que reconfigurar mi teléfono para tener marcación rápida con la policía“.
Jim Acosta, de la CNN, dijo que ha recibido una «amenaza de violencia» por hacerle una pregunta al presidente Trump durante la la tradicional carrera anual de huevos de Pascua de la Casa Blanca. «Probablemente reciba más amenazas de muerte de las que puedo contar. Me entran básicamente una vez a la semana”, declaró a Variety. La web sobre medios y tecnología Vocativ ha establecido una relación entre los picos de acoso online a la ex reportera de Fox Megyn Kelly los ataques del presidente de Trump en su contra en la televisión y en Twitter.
Por desgracia, el comportamiento del pistolero de Capital Gazette antes del tiroteo resulta terriblemente familiar para los periodistas de todo el país. La propia naturaleza de la información expone a los periodistas al acoso por los temas de su trabajo, especialmente en el ámbito local, y las barreras entre la violencia verbal y la física se vuelven cada vez más borrosas. «Todas las redacciones que conozco, independientemente de su tamaño o área geográfica, tienen al menos un puñado de personas que acosan regularmente a sus periodistas. Todas.», tuiteó el 28 de junio la redactora jefe del San Francisco Chronicle, Audrey Cooper.
El último ejemplo es el 5 de julio, justo una semana después del ataque a Capital Gazette. Un periódico local en Ohio, Circleville Herald, recibió una carta que contenía una sustancia sospechosa. El autor amenazó con agredir de manera física al personal del periódico y se aseguró de que el polvo blanco contenido en el sobre fuera fentanilo, un opioide que puede ser mortal en altas dosis.
«En un contexto en el que la retórica contra los medios se ha convertido en predominante en EEUU, Reporteros sin Fronteras está rastreando y recopilando de manera semanal los incidentes y casos de acoso», recuerda Margaux Ewen, directora de la Oficina de RSF en Norteamérica. «Nuestro temor era que el acoso verbal se convirtiera eventualmente en violencia física, como sucedió el 28 de junio en Annapolis. RSF hace un llamamiento a las fuerzas del orden, a las plataformas de redes sociales y a los empleadores para que la lucha contra el acoso mediático sea una prioridad y para que tomen todas las medidas necesarias con el fin de garantizar la seguridad de los periodistas».
Las redes sociales, en las que cada vez se informan más personas, se han convertido en el nuevo terreno de juego para los que hostigan a los periodistas. En plataformas como Twitter, ampliamente utilizadas por los medios, los periodistas se han convertido en verdaderos objetivos. Algunos periodistas entrevistados por RSF admitieron haber elegido ser menos visibles en Internet o autocensurarse después de verse sometidos a hostigamiento agresivo en internet.
Este es el caso del reportero de CNN Andrew Kaczynski, que hizo un comentario sobre un usuario de Reddit del que salió un vídeo que muestra al presidente golpeando a alguien y cuyo rostro había sido reemplazado por el logotipo de CNN. Después que se difundiera su reportaje, los internautas partidarios de Trump publicaron muchos comentarios negativos y filtraron datos personales sobre el periodista, incluyendo su dirección y número de teléfono. Según The Daily Beast los padres y la esposa del periodista recibieron unos 50 intentos de intimidación y amenazas telefónicas el día después de que se publicara el tema. Como resultado, Andrew Kaczynski se abstuvo de tuitear durante más de una semana y publicó solo una información en casi dos semanas.
Mientras que algunos periodistas se han acostumbrado a este acoso constante -con borrado sistemático de los mensajes recibidos-, otros ya no pueden soportar esta situación. «Llevo una semana recibiendo un torrente de amenazas de muerte. Conozco a otros periodistas en la misma situación. Es un comportamiento organizado, coordinado y grave. Lo hemos negado durante demasiado tiempo», tuiteó el 28 de junio Jared Yates Sexton, reportero político de Salon que ha sufrido acoso en Internet durante dos años. Al igual que Andrew Kaczynski, Jared Yates Sexton fue acosado en julio de 2017 después informar sobre el mismo usuario de Reddit.
La seguridad de los periodistas en las redes sociales es un problema complejo que no se tiene suficientemente en cuenta, especialmente por parte de las plataformas de redes sociales. Según una encuesta realizada en 2017 por PEN América, el 70.8% de las personas que alertaron a la red social de que habían sido hostigadas dijeron que la plataforma no les prestó ayuda. Las cuentas de periodistas que han sido víctimas de acoso en línea también han sido temporalmente inhabilitadas por las plataformas de redes sociales después de que se les notificara el problema.
Esta situación, inicialmente considerada como un lamentable inconveniente del uso de internet, ahora es ampliamente reconocida por los periodistas como una amenaza a su seguridad a la que se debe encontrar imperativamente una solución. Después de la masacre de Capital Gazette, los medios y los periodistas decidieron compartir sus experiencias de acoso. Muchos otros están compartiendo recursos para reporteros que han recibido amenazas.
Desde el Wall Street Journal hasta The Washington Post, las redacciones han incorporado herramientas similares a las que ofrece The Coral Project para moderar y eliminar los comentarios amenazantes de sus versiones digitales y para proteger la privacidad de sus reporteros. Un portavoz de Huffington Post dijo a RSF que han ofrecido a sus periodistas la opción de formarse para «protegerse a sí mismos y a sus identidades digitales». PEN América también publicó recientemente un manual sobre acoso en internet, y en 2017, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) presentó posibles soluciones para mujeres periodistas. Del mismo modo, el Manual de seguridad para periodistas de Reporteros Sin Fronteras, publicado en asociación con la UNESCO en 2015, contiene información para ayudar a los periodistas a lidiar con situaciones de acoso en su trabajo.