(PERIODISTAS/IFEX) – El 20 de julio de 2002 el diario «Página/12» informo que la directora de Cultura de la localidad de Escobar, provincia de Buenos Aires, había comunicado a los productores de la obra teatral «Monologos de la vagina» que el espectáculo no se podría presentar en la ciudad. Los empresarios pensaban continuar allí una […]
(PERIODISTAS/IFEX) – El 20 de julio de 2002 el diario «Página/12» informo que la directora de Cultura de la localidad de Escobar, provincia de Buenos Aires, había comunicado a los productores de la obra teatral «Monologos de la vagina» que el espectáculo no se podría presentar en la ciudad. Los empresarios pensaban continuar allí una gira que ya había convocado a más de 80 mil personas en casi 300 funciones. Pocos días después de la nota la funcionaria fue separada del cargo y su reemplazante convino los detalles para la exhibicion de la pieza.
Cuando Daniel Guzzetti, uno de los productores del espectáculo, le pregunto a la entonces directora de Cultura Graciela Sureda si conocía la obra que estaba rechazando, la funcionaria le respondio que no. «¿No le parece un título un poco fuerte?», dijo la mujer a manera de argumento. Guzzetti decidio invitarla a una de las funciones que se presentaban en un teatro de la ciudad de Buenos Aires. La funcionaria acepto el convite pero jamás asistio, aduciendo falta de tiempo.
Sureda le dijo a «Página/12» que no se trataba de un caso de censura sino de prudencia. «Yo, simplemente, quiero ver la obra para formarme una opinion», conto. «El título puede sugerir cosas, pero yo no puedo abrir juicio por un título», agrego. La funcionaria aseguro que no actuaba así por temor a su jefe político, el intendente Luis Abelardo Patti. «Tengo independencia de criterio. El intendente a veces me sugiere que contrate a una sinfonica o la exposicion de algún pintor, pero jamás me llamo la atencion por algo», afirmo.
El productor general de «Monologos…», Pablo Kompel, interpreto que detrás de la decision de la funcionaria había una orden de Patti, un ex policía de la provincia de Buenos Aires a quien se le imputan violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar y que llego a la política enarbolando el discurso de la «mano dura». «Si Patti es el intendente, ¿a quién le puede llamar la atencion que uno de sus funcionarios parezca censurando una obra de teatro?», estimo Kompel.
Luego de que «Página/12» publicara lo ocurrido, el gobierno de la ciudad de Escobar revirtio la decision y acepto que la obra se presentara en el Teatro Municipal Tomás Simari. Para entonces el intendente Patti ya había pedido y recibido la renuncia de Sureda y había nombrado a un nuevo director de Cultura, Gustavo Issetta, quien de inmediato llego a un acuerdo con los productores para presentar los monologos en septiembre.
El jefe de prensa municipal, Gaston Páez, comunico a Daniel Guzzetti que Patti se había enterado de la prohibicion a través de la nota de «Página/12», y que el jefe comunal no se consideraba autorizado para determinar qué espectáculos podía ver el público de la ciudad. «La ex directora tomo decisiones por su cuenta en referencia al hecho de que al intendente quizás no le podría gustar el título de la obra. Lo involucro en una decision que paso por un criterio de ella. El intendente no supo que Daniel (Guzzetti) había venido, ni que había ofrecido la obra», relato Páez.
Un hecho similar ocurrio en la provincia de Santiago del Estero en junio de 2000, cuando un funcionario provincial se opuso a la presentacion de la obra «El cartero de Neruda» porque incluía una escena de desnudo (ver las alertas de IFEX del 10 de agosto y 10 de julio de 2000). En aquella oportunidad el entonces gobernador Carlos Juárez llego a argumentar que «la pornografía de este tipo daña la formacion moral y ética de nuestra poblacion», porque la aparicion de los actores desnudos «altera las hormonas de las mujeres, que son las que más sufren con este tipo de acometimientos sexuales, y después las muchachas tienen que descargarlo». El escándalo tuvo repercusion nacional y el gobierno federal tomo las medidas necesarias para que la pieza se exhibiera en el teatro de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.