(FLIP/IFEX) – Lo que sigue es una versión abreviada de un informe de la FLIP, con fecha del 14 de septiembre de 2007: Cali y Valle del Cauca. Periodismo versus Corrupción En Cali, capital del Valle del Cauca, se destacan la autocensura y el temor que rigen el periodismo. Dentro del monitoreo realizado por la […]
(FLIP/IFEX) – Lo que sigue es una versión abreviada de un informe de la FLIP, con fecha del 14 de septiembre de 2007:
Cali y Valle del Cauca. Periodismo versus Corrupción
En Cali, capital del Valle del Cauca, se destacan la autocensura y el temor que rigen el periodismo.
Dentro del monitoreo realizado por la FLIP, Valle del Cauca es el segundo departamento con mayores registros de violaciones a la libertad de prensa. En el periodo comprendido entre 2003 y los primeros seis meses de 2007, se han presentado 50 violaciones a la libertad de prensa; 35 periodistas han sido amenazados, cinco de ellos han sido obligados al exilio y tres más fueron asesinados.
La situación del periodismo en Cali y en general en el departamento está directamente ligada a la violencia de la región. Dentro de los altos índices, Cali es el municipio con mayor número de violaciones de derechos humanos en el departamento, donde se destacan los asesinatos, secuestros y el desplazamiento forzado.
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Informar en medio del miedo
La situación violenta en Cali y el Valle del Cauca ha afectado a los diferentes actores sociales, y el periodismo no ha sido la excepción.
Amenazas, intimidaciones, agresiones e intentos de homicidio provenientes de los grupos armados o políticos corruptos que buscan ocultar sus actos delictivos han determinado que en el departamento reine la autocensura. «Acá a uno le toca limitarse a publicar las informaciones oficiales, porque investigar ya lo pone a uno en riesgo», señaló a la FLIP Blanca María Torres, directora del diario «El Caleño».
El 20 de febrero de 2007 fue frustrado en Cali un atentado contra el director del periódico «La Razón», Edgar Buitrago, en las instalaciones del medio. La rápida reacción del escolta del periodista impidió que los agresores lograran su cometido. Sin embargo, el entonces comandante de la Policía del Valle, general Luis Alberto Moore, aseguró a los medios de comunicación y a la FLIP que el atentado no estaba dirigido contra el periodista, sino que se trataba de un «lío de faldas» del escolta.
En diálogo con la FLIP, Edward Alzate, delegado del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) señaló que la entidad en ningún momento descartó la hipótesis de que el atentado estuviera dirigido contra el periodista.
En ese sentido, después de una visita realizada por la FLIP a la sede del periódico donde se inspeccionó el lugar y se habló con algunos testigos, quedan serias dudas de que el atentado estuviera dirigido contra el escolta y no contra el periodista. Hasta el momento, la FLIP registró este hecho como un atentado por razones de oficio.
Pablo Arbelaez, director de un medio independiente, fue amenazado de muerte por desconocidos, luego de investigar algunos actos de corrupción en la gobernación del departamento. Tras enviar el periódico a la imprenta, recibió la llamada de un sujeto que le dijo: «vos no cabés en Cali con nuestro jefe. Usted no puede volver a sacar ese periódico». Las amenazas fueron reiteradas semanas después cuando dos hombres ingresaron a la oficina del periodista y le advirtieron que si no se iba de la ciudad atentarían contra su vida. Por esta razón, el comunicador decidió salir temporalmente de la ciudad.
Por otra parte, el director del diario «Q’Hubo», Rubén Darío Valencia, recibió en el mes de junio varias amenazas, aparentemente, por parte del jefe del narcotráfico en Buenaventura, Olmes Durán, alias «El Doctor».
Según informó el periodista a la FLIP, la intención de atentar contra su vida correspondía a represalias por la publicación de un informe acerca de la detención del narcotraficante por parte de la Policía.
Estas violaciones que presenta la FLIP no constituyen – de ninguna manera – el total de violaciones a la libertad de prensa que ocurren en esta zona. Las razones son diversas: el periodista subestima el hecho, desconoce que lo que le sucedió fue una violación de su derecho a informar, tiene miedo de denunciar; desconfía de las autoridades, no cuenta con el apoyo del medios de comunicación al cual pertenece o no tiene información suficiente sobre el procedimiento que debe seguir, entre otras.
Durante su visita, la FLIP sostuvo una reunión con los representantes de la Policía, el DAS, la gobernación y la Vicepresidencia de la República, quienes manifestaron que el ejercicio del periodismo en Cali y, en general, en el Valle del Cauca, presenta serios inconvenientes.
Diego Arias, delegado de la Vicepresidencia de la República, aseguró que aunque no existen espacios de interlocución directa con los periodistas para conocer su situación, sí lo hacen con los dirigentes de las agremiaciones.
En contraste a estas declaraciones, manifestaron que se conocen muy pocas denuncias de amenazas en contra de los periodistas.
Para leer el informe completo, ver: http://www.flip.org.co/veralerta.php?idAlerta=249