Durante una conferencia de prensa en la que denunció una “confrontación política” de “medios opositores”, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompió dos páginas del diario Clarín en las que el domingo se publicaron artículos sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Este artículo fue publicado originalmente en sipiapa.org el 3 de febrero de 2015.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó el acto de agresión del jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien rompió páginas del diario Clarín durante una conferencia pública realizada en la sede gubernamental, en rechazo a artículos publicados por tres periodistas de ese medio.
El presidente de la SIP, Gustavo Mohme, director del diario La República de Perú, lamentó que “el gobierno de la presidenta involucre a la prensa dentro de una supuesta ‘confrontación política’, descalificando a los medios como opositores políticos, en lugar de considerarlos un instrumento fiscalizador del poder público como ocurre en sociedades democráticas”.
El lunes, durante una conferencia de prensa en la que denunció una “confrontación política” de “medios opositores”, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompió frente a las cámaras de televisión dos páginas del diario Clarín en las que el domingo se publicaron artículos sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, de los periodistas Nicolás Wiñazki y Daniel Santoro, y otro del columnista Eduardo van der Kooy, en el que se aludía a supuestas declaraciones de Capitanich sobre la utilización de la muerte del fiscal Nisman por parte de la prensa.
El presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Claudio Paolillo, director del semanario Búsqueda, de Uruguay, dijo que “es una desgracia que la presidenta y sus más directos colaboradores caigan en la detestable práctica que desarrolla con frecuencia y entusiasmo el presidente Rafael Correa, de Ecuador, uno de los peores predadores de la libertad de expresión en las Américas”.
Agregó que el gobierno “no puede caer en la tentación de acusar y desacreditar a los periodistas en actos de sarcasmo público, ya que los discursos belicosos y de confrontación suelen incentivar a los violentos”.
Mohme y Paolillo indicaron que este acto de irrespeto a la prensa “no puede ser tomado a la ligera, cuando en Argentina lamentablemente los periodistas han estado expuestos a otras acciones gubernamentales que afectan la libertad de prensa, como casos de espionaje contra medios, juicios simbólicos en contra de periodistas y actos de violencia”.