(RSF/IFEX) – El 22 de septiembre de 2003, la sala de lo penal de la fiscalía de Teherán, presidida por el juez investigador Javad Esmaeli, hizo públicas sus conclusiones, que ponen fin a las investigaciones oficiales de la fiscalía. La justicia iraní descarta cualquier responsabilidad de las instituciones estatales en el asesinato de Zahra Kazemi […]
(RSF/IFEX) – El 22 de septiembre de 2003, la sala de lo penal de la fiscalía de Teherán, presidida por el juez investigador Javad Esmaeli, hizo públicas sus conclusiones, que ponen fin a las investigaciones oficiales de la fiscalía. La justicia iraní descarta cualquier responsabilidad de las instituciones estatales en el asesinato de Zahra Kazemi y acusa, sin nombrarlo, a un agente del Ministerio de Inteligencia (se desconoce si se trata del mismo agente implicado anteriormente, el 25 de agosto), que habría interrogado a la periodista irano-canadiense. Se le inculpa de asesinato «casi intencionado», entendiendo con esta formulación que el acusado no golpeó a Kazemi con intención de matarla.
«¿Qué significan estas conclusiones? Zahra Kazemi permaneció detenida 77 horas pasando sucesivamente por las manos de los servicios de la fiscalía, después de la policía y finalmente de los servicios del Ministerio de Inteligencia. Recordamos que, según la comisión de investigación del presidente Jatamí, a Zahra Kazemi le «golpearon» en las primeras horas de su detención. ¿Cómo puede el resultado de la investigación de Esmaeli contradecir tanto al publicado por la comisión del presidente Jatamí ¿Por qué hay un solo inculpado? ¿Cómo pudo ese agente golpear a Zahra Kazemi, sin que se enterara ningún superior jerárquico? ¿Es posible que ningún responsable civil o militar supieran que habían golpeado a la periodista?», se pregunta Robert Ménard, secretario general de RSF. «Nuestras dudas acerca de la veracidad de esas conclusiones son aun mayores porque Esmaeli tiene como superior jerárquico a Said Mortazavi, quien es implicado en el asunto. Esperamos que la comisión llamada «del artículo 90″ hará públicas sus conclusiones, sin concesiones», añade.
El 23 de septiembre, el Ministro de Asuntos Exteriores canadiense, Bill Graham, se entrevistó con su homólogo iraní Kamal Kharrazi quien le garantizó que tanto las autoridades canadienses, como la familia de Kazemi, podrán participar en el proceso, cuya fecha aún no se ha fijado. RSF espera que ni las autoridades iraníes, ni las autoridades canadienses, estén satisfechas con los resultados del juez Esmaeli. Este asunto no se elucidará hasta que no se establezcan todas las responsabilidades.
El Ministro de Inteligencia, al que se considera cercano a los reformistas, reaccionó con virulencia ante el anuncio de la implicación de unos de sus miembros, e inmediatamente amenazó con divulgar, una vez más, todas las pruebas que posee, que al parecer implican a los servicios del fiscal Mortazavi. Las conclusiones del caso están embargadas por la encarnizada lucha entre los reformadores, cercanos al presidente Mohammad Jatamí, y los conservadores ligados al Guía Alí Jamenei. Una lucha que obstaculiza el establecimiento de la verdad y hace más que necesaria una investigación independiente e imparcial, en la que tienen que participar expertos internacionales.
Kazemi, periodista irano-canadiense residente en Canadá, fue detenida el 23 de junio, cuando fotografiaba a las familias de unos detenidos, delante de la cárcel de Evine, en Teherán. Golpeada durante su detención, falleció el 10 de julio a consecuencia de una hemorragia cerebral, resultado de una fractura de cráneo. Tras intentar esconder las causas de la muerte de la periodista, las autoridades iraníes reconocieron el 16 de julio, a través del vicepresidente Alí Abtahi, que le habían «golpeado». Su cuerpo fue inhumado precipitadamente; su madre, que vive en Irán, recibió presiones para enterrarla rápidamente, en contra de su voluntad de repatriar el cuerpo de su hija a Canadá. La repatriación del cuerpo ha sido después insistentemente pedida por el hijo de Kazemi, y por las autoridades canadienses.