La SIP descalificó una iniciativa de ley considerando que generará "censura absurda, autocensura y grave represión a la labor de los periodistas y los medios de comunicación".
(SIP/IFEX) – Miami, 9 de febrero de 2011 – La Sociedad Interamericana de Prensa descalificó una iniciativa de ley presentada por el máximo tribunal de Nicaragua que incorpora la nueva figura delictiva de «violencia mediática», considerando que generará «censura absurda, autocensura y grave represión a la labor de los periodistas y los medios de comunicación».
Con la intención de contrarrestar altas tasas de delitos en contra de las mujeres, la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua presentó el 3 de febrero a la Asamblea Legislativa un anteproyecto de ley que incluye en el Código Penal las figuras de «feminicidio» y «violencia mediática», por las cuales se trata de evitar que se menosprecie y satirice a las mujeres.
La propuesta presentada por la presidente del alto tribunal, Alba Luz Ramos, impone, en el artículo 35, sanciones económicas de entre 200 a 300 días multas contra «el dueño de medio de comunicación, la persona o comunicador social que en el ejercicio de su profesión u oficio, ofenda, injurie, satirice, denigre a una mujer por el hecho de ser mujer, a través de un medio de comunicación». La norma también obliga al ofensor a hacer públicas sus disculpas en el mismo medio utilizado y con la misma extensión de tiempo y espacio.
El presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Robert Rivard, indicó que «la protección de la mujer y de cualquier persona en los medios ya está establecida en las leyes normales sobre difamación, por lo que no se necesita una legislación especial que luego podrá ser utilizada en detrimento de la libertad de prensa».
Aclarando sobre la relevancia de que se combata el feminicidio, Rivard, director editorial del diario estadounidense San Antonio Express-News, de Texas, indicó que «el debate en Nicaragua llama la atención porque en nombre de la protección de género se está culpando de la violencia a los medios o, lo que es peor, disfrazando la verdadera intención que es la de sobreproteger a las mujeres en la función pública, para evitar que sean objeto de las críticas, la sátira y las caricaturas, elementos que forman parte de la opinión editorial y la libertad de prensa».
Rivard dijo que las multas y sanciones, a las que calificó de «censura absurda», terminarán generando un «marco de autocensura y de grave represión a la labor de los periodistas y los medios de comunicación», los que verán acotada su capacidad de hacer críticas y opinar sobre personas públicas en asuntos de interés público. «Esta nueva figura de la ‘violencia mediática’ debe ser analizada desde la perspectiva de la libertad de prensa y no de los crímenes de género», concluyó.