(FLIP/IFEX) – El reportero gráfico Herminso Ruiz, del semanario «El Espectador», fue golpeado por agentes de la Policía Metropolitana el 8 de febrero de 2003 cuando cubría el atentado al club El Nogal, al norte de Bogotá, que dejo un saldo de 33 personas muertas y 157 heridas, según los últimos reportes oficiales. El fotografo […]
(FLIP/IFEX) – El reportero gráfico Herminso Ruiz, del semanario «El Espectador», fue golpeado por agentes de la Policía Metropolitana el 8 de febrero de 2003 cuando cubría el atentado al club El Nogal, al norte de Bogotá, que dejo un saldo de 33 personas muertas y 157 heridas, según los últimos reportes oficiales.
El fotografo llego en taxi al lugar de los hechos, minutos despúes de la explosion. Los organismos de seguridad aún no habían acordonado la zona, así que Ruiz pudo tomar algunas fotografías de los heridos y de los vehículos incinerados. En ese momento, un agente de la policía le dijo que saliera del lugar e intento sacarlo a empujones. Enseguida varios oficiales lo alzaron y lo llevaron a la fuerza a una cuadra del sitio donde se encontraba el fotografo.
El periodista denuncio que los agentes lo lanzaron contra el piso, causándole heridas en el rostro y la pierna y lesiones en el abdomen. La cámara fotográfica desaparecio en el forcejeo con los agentes de la policía.
Varios periodistas corroboraron a la FLIP lo ocurrido. Hugo Montero, del canal de television Caracol, vio cuando «hombres vestidos de verde» cogieron a Ruiz mientras él gritaba que pertenecía al equipo de prensa. Oscar Pérez, fotografo de Colprensa, afirmo que «a Ruiz lo habían sacado del lugar, que al regresar no tenía su cámara fotográfica y que presentaba heridas en la cara y en una pierna».
Los testimonios de varios fotografos que cubrieron el acto terrorista coinciden en afirmar que la policía actuo de manera agresiva para apartarlos del lugar del atentado. Los periodistas de television, sin embargo, sí pudieron llevar a cabo su trabajo sin mayores inconvenientes.
Por su parte, el sargento Cantillo, jefe de prensa de la Policía Metropolitana, indico que, aunque tenía conocimiento de los hechos, la institucion esperaba que el periodista o el medio enviaran una queja formal para dar apertura a una investigacion disciplinaria. De constatar las lesiones personales, el caso iría a la justicia penal militar y tendría, como posibles resultados, la suspension
o destitucion de los agentes involucrados.
«Como reporteros – dice Carlos Espejo, periodista de «El Espectador» – cubrimos las cosas por obligacion y entendemos que una víctima nos rechace por su dolor, que existan ciertos niveles de seguridad, pero la policía no tiene por qué sacarnos ni tratarnos así».
La FLIP rechaza esta agresion contra el reportero gráfico de «El Espectador» y la forma agresiva como la policía trato a los fotografos que intentaban hacer su trabajo. Ante un hecho como el ocurrido el 8 de febrero, en que los cuerpos de emergencia deben extremar las medidas de seguridad, es necesario tener en cuenta que los periodistas están en la obligacion de informar y que es deber de las autoridades facilitarles su trabajo.