Nos solidarizamos con las familias y amigos/as de las víctimas más recientes de la escalada de violencia que impera en Brasil. Sabemos que los sentimientos de pesar no aliviarán el dolor de sus allegados, y nos unimos a los esfuerzos por justicia y reparación.
Las organizaciones firmantes se dirigen a la sociedad latinoamericana para expresar profunda indignación y tristeza por la confirmación de la muerte del indigenista Bruno Araújo Pereira y del periodista británico Dom Phillips, en Vale do Javari, en Amazonas, cuyos cuerpos se encuentran bajo análisis forense.
En primer lugar, nos solidarizamos con las familias y amigos/as de las víctimas más recientes de la escalada de violencia que impera en Brasil. Sabemos que los sentimientos de pesar no aliviarán el dolor de sus allegados, y nos unimos a los esfuerzos por justicia y reparación.nos solidarizamos con las familias y amigos/as de las víctimas más recientes de la escalada de violencia que impera en Brasil. Sabemos que los sentimientos de pesar no aliviarán el dolor de sus allegados, y nos unimos a los esfuerzos por justicia y reparación.
Reiteramos nuestras peticiones a las autoridades nacionales e internacionales para que el asesinato se investigue de forma rápida, transparente e independiente, sin ninguna interferencia. Es necesario responsabilizar a los implicados en la muerte de Dom y Bruno, desde los que perpetraron el crimen hasta los que lo ordenaron.
Dos veces, la semana pasada, las autoridades gubernamentales sugirieron, lamentablemente, que las propias víctimas eran responsables de la tragedia. El Presidente llegó a afirmar, en un discurso público, que ambos se habían adentrado en la región a sabiendas de los riesgos, “en una ‘aventura’ que no es recomendable”
El 15 de junio, el Presidente de Brasil prefirió dedicar su tiempo en una entrevista calificando al periodista como “mal visto en la región” por hacer “muchos reportajes contra los mineros” y calificó el trabajo del corresponsal de “excursión”, que, según el primer mandatario, debe “tener más que doblada la seguridad consigo mismo”.
Su comentario, una vez más, intentó deslindar al Estado brasileño de cualquier responsabilidad para garantizar la seguridad del trabajo de los periodistas, los indigenistas y los ambientalistas en el Valle del Javari, y prácticamente, admite que los criminales han tomado el control de la Región.
Las organizaciones firmantes repudiamos con vehemencia estas declaraciones, que no son sorprendentes, ya que no hacen sino reiterar la aversión del Presidente al periodismo libre e independiente. Dom Phillips y Bruno Pereira prestaban un importante servicio a la sociedad al informar sobre la realidad del Amazonas.
El periodista y el indigenista eran profesionales capacitados y experimentados. Dom Phillips llevaba 15 años en Brasil, compartiendo reportajes sobre el país, especialmente sobre la Amazonía, siendo reconocido internacionalmente por su trabajo, con publicaciones en medios como The Guardian y The Washington Post. Actualmente, estaba escribiendo un libro sobre la vida cotidiana en la Amazonia.
Bruno Pereira, uno de los indigenistas brasileños más respetados, era un servidor licenciado de la Fundación Nacional del Indio (Funai) y trabajaba en la región del Vale do Javari desde hace 11 años.
En los últimos años, periodistas y ecologistas han denunciado una deforestación récord y el avance de mineros y madereros, la pesca depredadora y el narcotráfico en territorios indígenas. También se han denunciado asesinatos de activistas y el debilitamiento de los organismos de control e inspección por parte del Gobierno Federal. Esto no es una aventura, sino periodismo.
Paralelamente, el Presidente y sus aliados se convirtieron en protagonistas de ataques a la prensa. Datos de diversas organizaciones periodísticas, como Fenaj y Abraji, muestran un crecimiento exponencial de las hostilidades, agresiones y discursos de odio contra periodistas y medios de comunicación. Entre 2019 y 2021, los casos de ataques a la prensa y sus profesionales aumentaron más de un 200%, según el monitoreo de Abraji. En su mayoría provienen de la familia del Presidente, miembros del Gobierno Federal y sus partidarios. Este contexto ha colocado a Brasil en posiciones más que preocupantes en clasificaciones globales de libertad de prensa y expresión, como las que elaboran Reporteros sin Fronteras y Artículo 19.
Ante esta realidad, el trabajo de campo de Dom Phillips y Bruno Pereira fue aún más importante, ya que garantizó, incluso en las condiciones más difíciles, el derecho de acceso a la información de la población.
No aceptaremos que el horror y la oscuridad dominen Brasil.
Brasil no es una aventura.