La periodista Luisa Alario Solano y el fotógrafo Hernando Vergara fueron agredidos por guardias penitenciarias cuando realizaban un cubrimiento periodístico.
(FLIP/IFEX) – El 10 de septiembre de 2009, Luisa Alario Solano, periodista del diario «Q’ hubo», y Hernando Vergara, fotógrafo de «El Heraldo», fueron agredidos por guardias del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) cuando realizaban un cubrimiento periodístico.
Los hechos ocurrieron en la sala de urgencias del Hospital Rosario Pumarejo de López donde era atendido un interno de la cárcel de Valledupar que había intentado suicidarse.
Los periodistas, que se encontraban allí para recoger las impresiones del cuerpo médico, se acercaron al recluso al percatarse de que éste los estaba llamando para dar unas declaraciones. Cuando los comunicadores se aproximaron y Vergara tomó la primera fotografía, los guardias que custodiaban al interno se abalanzaron contra el reportero, tratando de quitarle la cámara. «En ese momento yo intervine para defender a Hernando, pero uno de los guardias me empujó y me golpeó en la cara, al tiempo que nos insultaban con groserías», señaló la periodista Alario a la FLIP.
La FLIP dialogó con Ana María Escobar Fernández, jefe de prensa del INPEC a nivel nacional, quien señaló que la reacción de los guardias pudo haber sido motivada porque los periodistas no respetaron ciertos protocolos de seguridad. «No sé si hubo excesos (de los guardias), no lo puedo asegurar porque no estaba presente, pero tampoco es correcto que una periodista intente abordar a un interno a toda costa», afirmó. Según Escobar, para que un recluso pueda ser entrevistado necesita la autorización de la guardia, pues aunque se encuentre momentáneamente fuera de la cárcel sigue manteniendo su condición de preso.
En ese mismo sentido manifestó que las fotografías que los periodistas intentaron tomar no tenían la autorización del propio recluso.
La FLIP exhorta al INPEC para que investigue la actuación de los guardias involucrados en este atropello y hace un llamado a los periodistas a ser cuidadosos con los protocolos establecidos. No obstante, la FLIP considera que aunque los comunicadores hubieran podido cometer algunos errores de procedimiento, esto no justifica de ninguna manera la respuesta desmedida de los guardias.