Elementos de la Policía Municipal de Oluta secuestraron y atentaron contra la vida de Edgar Irán López Hernández luego de que éste fue testigo de abusos cometidos contra otro periodista.
(CEPET/IFEX) – Elementos de la Policía Municipal de Oluta, Veracruz (Golfo de México), secuestraron y atentaron contra la vida de Edgar Irán López Hernández, reportero del periódico «Órale» de Coatzacoalcos, luego de que éste fue testigo, la noche del 17 de julio de 2010, de abusos cometidos contra otro periodista de la localidad por parte del alcalde y elementos policiacos.
El incidente se registró aproximadamente a las 21:00 horas, después de que el informador, acompañado por Juan José Barragán, reportero del «Diario del Istmo», llegó a Oluta para la cobertura de un acto político. Vecinos de la localidad denunciaron a elementos de seguridad pública, armados y en estado de ebriedad, dentro de la comandancia de la Policía Municipal, lo que obligó a presentarse en el lugar al alcalde, Jesús Manuel Garduza Salcedo, quien fue captado por la cámara de Enrique Quiroz García, reportero de la agencia «Notisur», mientras reprendía a uno de los agentes, el cual había sido arrestado dado su avanzado estado de embriaguez.
El hecho originó la molestia del funcionario, quien arrebató al periodista su equipo fotográfico, en tanto que tres uniformados intentaban someterlo y llevarlo al área de celdas, lo cual no consiguieron. López Hernández observaba la escena a unos metros. Reporteros de otros medios de comunicación que llegaron al lugar atestiguaron el momento en que el alcalde se retiraba a su domicilio con la cámara de la que Quiroz García había sido despojado, razón por lo cual decidieron seguirlo para pedirle su devolución.
López Hernández, quien para ese momento manejaba por la carretera Oluta-Acayucan (pues se dirigía a hacer entrega del vehículo que la empresa editorial le había asignado ese día), se comunicó vía celular con Barragán, a quien dijo que estaba siendo seguido por la patrulla 001 de la Policía Municipal de Oluta.
Este suceso fue hecho del conocimiento del alcalde, quien para ese momento ya había aceptado tener en su poder la cámara fotográfica y había resuelto devolverla. El funcionario, sin embargo, no sólo negó tener responsabilidad, sino que no hizo nada para frenar el acoso de sus agentes. Barragán intentó llamar varias veces a su compañero hasta que por fin logró conectar la llamada y escuchó al otro lado a quien se presume era uno de los policías agresores mientras decía, «Te vamos a partir la madre, ya te cargó la chingada».
De nueva cuenta, el contacto con el reportero del periódico «Órale» se perdió por varios minutos, hasta que éste llamó de nuevo a Barragán y le pidió, «Por favor no publiquen nada de esto. Por favor se los pido. Luego te explico». Sus compañeros decidieron entonces movilizarse y buscarlo, pero fue hasta después de las 23:00 horas que localizaron el vehículo del reportero, abandonado, con las llaves puestas y las luces apagadas, a un costado de la gasolinera que se encuentra entre los municipios de Oluta y Acayucan.
Según los otros reporteros involucrados, el alcalde Garduza Salcedo desestimó en todo momento la gravedad de la denuncia contra sus elementos policiacos e incluso, fastidiado por la presión, llegó a decirles, «Hagan lo que quieran», con lo que dio por terminado el incidente. Minutos más tarde, el munícipe incluso envió a una persona a devolver la cámara a Quiroz García, pero éste decidió no recibirla hasta que apareciera su compañero perdido, por lo que el emisario lo insultó y le advirtió que de no hacerlo destruirían su equipo.
Sin datos claros del paradero del periodista, la búsqueda continuó. Cerca de la media noche, López Hernández llamó a su familia y a Barragán, a quienes dijo que había sido abandonado en un camino de terracería rumbo al municipio de Sayula de Alemán, a varios kilómetros de su ruta original, donde finalmente fue rescatado visiblemente golpeado.
Los responsables – narró- habían sido ocho agentes municipales de Oluta que llevaban el rostro cubierto con pasamontañas, los cuales se le cerraron a la altura de la gasolinera, donde lo obligaron a subir a la patrulla, a bordo de la cual lo golpearon con sus armas mientras amenazaban con asesinarlo si algo del incidente de esa noche salía publicado en los diarios.
Los policías le exigían los números y los domicilios de Quiroz García y Barragán, además de los de Benigno Montes de Oca y Daniel Vázquez Alcázar, reporteros de «El Dictamen» y «Diario del Sur», respectivamente, quienes habían estado esa noche presentes y a quienes aparentemente pensaban buscar también para impedir que la noticia se difundiera.
Finalmente, el reportero fue obligado a bajar en un camino de terracería, donde los agresores comenzaron a discutir sobre su suerte. «¿Qué? ¿Nos lo echamos?», preguntó uno de ellos. «Yo me lo echo, al fin ya son varios los que debo», dijo otra voz mientras todos le apuntaban. Sin embargo, todo pareció quedar en un amago, pues alguien ordenó, «Ya, déjense de pendejadas y vámonos», así que el grupo subió a la patrulla, llevándose consigo una cartera con ocho mil pesos (aproximadamente USD 625), una mochila con una laptop, una cámara fotográfica profesional y una cámara de video, además de un tripié, que habían robado al reportero.
López Hernández empezó a caminar en busca de ayuda, pero más adelante el vehículo volvió a alcanzarlo. Apuntándole con sus armas, los agentes policiacos de Oluta le ordenaron ponerse de rodillas. Uno de ellos le puso el rifle en la cabeza y cortó cartucho, lo que originó una reacción instintiva del periodista, quien desvió el cañón con el brazo al mismo tiempo que sonaba el disparo, por lo que decidió dejarse caer. «Vámonos, ya te lo echaste», gritó uno de los uniformados, que subieron a la unidad y escaparon. Fue en una vivienda cercana donde finalmente el periodista pudo pedir ayuda y dar a su familia y compañeros de trabajo su ubicación.
Tanto Quiroz García, como López Hernández interpusieron una denuncia ante la Agencia Segunda del Ministerio Público Investigador de Acayucan por varios delitos, entre los que se encuentra el de intento de homicidio. El alcalde Garduza Salcedo, directamente involucrado en los hechos, declaró que el elemento policiaco ebrio a quien se le vio reprendiendo ya fue despedido y que en caso de que las autoridades requirieran a los policías que agredieron al reportero se les pondrá a disposición del Ministerio Público.
«No seré cómplice de ningún policía que haya cometido algún abuso de su autoridad o arbitrariedad contra la ciudadanía, si son culpables, que la paguen», dijo el funcionario. Sin embargo, nadie ha sido detenido.