Otra misión internacional a Estados Unidos constata la grave caía de los valores democráticos de ese país.
Este artículo fue publicado originalmente en sipiapa.org el 8 de febrero de 2018.
Una misión conjunta de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y del Comité de Reporteros de Libertad de Prensa de EE.UU. (RCFP) se destacó el 5 y 6 de febrero en Washington, DC, para auscultar in situ las preocupaciones sobre el debilitamiento de la libertad de prensa y de expresión, a raíz del antagonismo persistente que el presidente Donald Trump mantiene con los medios de comunicación y periodistas más encumbrados del país.
La delegación, liderada por presidente de la SIP, Gustavo Mohme, mantuvo una intensiva agenda que incluyó reuniones con legisladores, jueces, ex funcionarios, académicos, líderes de opinión y periodistas. La misión tenía como propósito identificar si la retórica incendiaria del presidente Trump tiene consecuencias directas sobre el trabajo periodístico o pudiera derivar en un clima de autocensura afectando el derecho del público a la información.
Si bien no existen muchos hechos concretos que demuestren que la retórica está dando paso a un condicionamiento de la libertad de prensa, hay consenso sobre un clima enrarecido que afecta la labor periodística. Mohme, director de La República, Lima, Perú, también consideró que en EE.UU. difícilmente se puedan doblegar estas libertades, debido a que la independencia y equilibrio de poderes, así como la Primera Enmienda, son los anticuerpos naturales que garantizan la libertad de prensa.
Sin embargo, la SIP puso en perspectiva la experiencia latinoamericana en las distintas entrevistas. Por un lado, mostró la experiencia de otros contextos políticos en América Latina – Venezuela, Argentina, Nicaragua, Ecuador – en los que la arenga política anti prensa fue la primera fase adoptada por los gobiernos autoritarios para deteriorar a las instituciones públicas. Por otro lado, Mohme y Luis Almagro, el secretario ejecutivo de la OEA, coincidieron en que la debilidad de la libertad de prensa en EEUU, el histórico marco de referencia en la materia, podría generar «efectos colaterales» contagiando situaciones similares en otros países.
En casos particulares, la delegación SIP – RCFP externó sus preocupaciones por dichos de Trump que aunque son parte del discurso político, tratan de confundir y generar mayor descrédito sobre los medios. La referencia no es tan solo a tildar a grandes medios como como el New York Times, el Washington Post, CNN, entre otros, como «enemigos del pueblo» u otorgarles premios por sus «noticias falsas», sino a su prédica constante a favor de reformar las leyes de difamación para demandar con mayor facilidad a los medios y periodistas críticos; evitar preguntas o bloquear periodistas incómodos en conferencias de prensa; perseguir a soplones dentro del gobierno o a periodistas que no quieren revelar sus fuentes o hasta pedir que no se le renueven licencias de operación a la cadena NBC o se niegue la fusión de Time Warner con ATT por consideraciones que pudieran ser más políticas que técnicas.
Al respecto, la comisionada Jessica Rosenworcel de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), dijo a la delegación que la autonomía y las directrices históricas del organismo no permitirían que no se renueve una licencia, lo que ocurre cada ocho años, por directivas políticas o por la calificación de su contenido. Sin embargo, puso énfasis en que el peligro de la libertad de prensa en EE.UU. está dado por el avance en la consolidación de medios, que ha sido apoyada por políticas recientes de su organismo que ha eliminado barreras sobre propiedad cruzada de los medios en una misma comunidad.
Por su parte, la senadora Amy Klobuchar (demócrata por Minnesota) dijo a la delegación que la retórica del presidente Trump también molesta a la clase política y que seguirá presionando al Departamento de Justicia para que los periodistas no corran riesgos legales por mantener el anonimato de sus fuentes. También se refirió a un proyecto de ley bipartidario que obligará a las empresas digitales a ser más transparentes y tener registros sobre la publicidad, en clara alusión a las «noticias falsas» que generaban trolls rusos en Facebook y Google y que afectaron las elecciones pasadas.
Los ejecutivos y periodistas de CNN, Ramon Escobar, Antoine Sanfuentes y Evan Pérez, expresaron que se sienten amenazados por la retórica presidencial. Habiendo sido blanco de descrédito público, bloqueados de preguntar en conferencias de prensa y estigmatizados públicamente por el Presidente, mostraron temor que incentive malas conductas. Pusieron de ejemplo que el personal de la cadena en la sede de Atlanta recibió varias amenazas de muerte la semana pasada y que líderes de otros países emulan a Trump calificando sus investigaciones de «noticias falsas».
Asimismo, dijeron que lo positivo de este ambiente, es que el Periodismo volvió a sus principios y más que nunca se insiste en la calidad de la cobertura. Explicaron que CNN inició su proyecto de Facts First (hechos primero) tanto en su cobertura como en campañas de educación pública.
El periodista del New York Times, Charles Savage, explicó que más allá de Trump, hay que recordar que en el gobierno de Barack Obama la libertad de prensa estuvo en entredicho. Se refirió a ocho casos de periodistas encarcelados por no revelar sus fuentes y a la dificultad de acceder a fuentes oficiales de información. El experimentado periodista Marvin Kalb, tiene una visión más apocalíptica de la retórica, en especial cuando el presidente llama a la prensa «enemigos del pueblo». Considera que el descrédito a los medios, carcome el clima de libertad de prensa.
En reuniones que la delegación mantuvo en el Capitolio en los despachos de los senadores Jeff Flake (republicano por Arizona); Richard Blumenthal (demócrata por Connecticut) y Marco Rubio (republicano por Florida), así como en el despacho del diputado Adam Schiff (demócrata por California) y líder del foro sobre Libertad de Prensa, hubo coincidencias sobre que el discurso incendiario es una distracción para resolver los problemas esenciales, pero que se mantiene incólume la defensa de la libertad de prensa como marco esencial de la tradición y democracia estadounidense. Se argumentó que el Congreso mantiene su espacio institucional para hacer respetar las leyes y la Constitución y defender el trabajo de los medios y periodistas.
En la oficina del senador Rubio, la SIP recordó su posición sobre Cuba, en la que exhortó en cuatro reuniones previas a la cancillería estadounidense y en carta al presidente Trump que «a toda relación bilateral debe anteponerse en la agenda el cumplimiento de la libertad de expresión en Cuba». La delegación informó sobre la desaparición del periodista independiente, Raúl Velásquez, el 1 de febrero en Cuba y pidió colaboración al respecto.
También la SIP solicitó al diputado Schiff, que pueda trasladar al Congreso el pedido de que se apoye económicamente al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, particularmente a la Relatoría Especial de Libertad de Expresión, tras el recorte de fondos dispuesto para estos organismos por parte del Poder Ejecutivo nacional, en consideración del papel importante que tiene en la región.
Previamente, en una reunión con el relator especial, Edison Lanza, la delegación de la SIP anunció la necesidad de buscar una audiencia pública sobre la situación de libertad de prensa en EEUU. Mohme dijo que necesitamos un «espacio común que nos permita sentarnos con el Departamento de Estado y reflexionar sobre las mejores formas para respaldar y respetar el trabajo de los periodistas estadounidenses». Las audiencias de la CIDH se realizarán en mayo en Santo Domingo.
Además de Mohme, la delegación estuvo compuesta por el director ejecutivo de RCFP, Bruce Brown, y los abogados Sarah Matthews y Rick Plum de esa entidad. La Sip estuvo representada por Roberto Rock, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, director de La Silla Rota, México; Marcel Granier, presidente y director ejecutivo de RCTV en Venezuela; Marcela Noble, Grupo Clarín, Buenos Aires, Argentina; Anders Gyllenhaal, editor y director de desarrollo de liderazgo en McClatchy, Washington, DC y Ricardo Trotti, director ejecutivo de la SIP.