(RSF/IFEX) – RSF continúa, más que nunca, movilizada en favor de los 21 periodistas cubanos que permanecen encarcelados desde la oleada de represión de marzo de 2003. Cuba sigue siendo la segunda mayor cárcel del mundo para los periodistas, detrás de China. Dos años después de la «primavera negra» en Cuba, y de la detención, […]
(RSF/IFEX) – RSF continúa, más que nunca, movilizada en favor de los 21 periodistas cubanos que permanecen encarcelados desde la oleada de represión de marzo de 2003. Cuba sigue siendo la segunda mayor cárcel del mundo para los periodistas, detrás de China. Dos años después de la «primavera negra» en Cuba, y de la detención, el 18 de marzo de 2003, de 75 disidentes y periodistas, RSF hace un llamamiento a la más amplia solidaridad con esos presos de opinión.
A pesar de la liberación de seis de los periodistas detenidos en la operación policial de la primavera de 2003, y entre ellas la de Raúl Rivero, que se produjo el 2 de diciembre de 2004, la prensa independiente cubana continúa en el punto de mira de la censura, y de la permanente amenaza de las autoridades.
«Seguimos denunciando los procesos expeditivos y las condenas desmesuradas, de entre 14 y 27 años de reclusión, dictadas contra unos periodistas cuyo único error es haber cumplido con su trabajo y pensar de forma diferente que el poder. Exigimos su liberación inmediata y sin condiciones. Denunciamos igualmente los malos tratos, las medidas arbitrarias de privaciones o aislamiento y las execrables condiciones sanitarias que imperan dentro de las prisiones cubanas», ha declarado la organización.
El caso de Adolfo Fernández Sainz, de la agencia Patria, de 51 años y condenado a 15 años de reclusión, está considerado como uno de los más preocupantes entre los presos políticos. El periodista tiene un enfisema pulmonar, quistes renales, una hernia de hiato, hipertrofia de la próstata, artritis generalizada e hipertensión arterial. Ha perdido 20 kilos desde el comienzo de su detención y no recibe ningún tratamiento apropiado.
Miguel Galván Gutiérrez, de Habana Press, condenado a 26 años de cárcel, duerme sobre una tabla desde el 29 de septiembre de 2004, fecha en la que le retiraron el jergón, sin ningún motivo. No pudieron hacerle el reconocimiento estomatológico que estaba previsto para el 20 de octubre siguiente porque los aparatos estaban estropeados.
Pablo Pacheco Avila, de 33 años y miembro de la Cooperativa Avileña de Periodistas Independientes (CAPI), no ha podido recibir rayos, en dos ocasiones, con el mismo pretexto. Condenado a 20 años de cárcel, tiene múltiples problemas ortopédicos, una gastritis crónica, cefaleas con dolores de cabeza e hipertensión arterial. La escasa alimentación que le sirven es incompatible con sus medicinas.
Idénticas condiciones de detención, las mismas privaciones y los mismos sufrimientos son la realidad en los casos de Víctor Rolando Arroyo Carmona, Pedro Argüelles Morán, José Luis García Paneque, Julio César Gálvez Rodríguez, Normando Hernández González, Mario Enrique Mayo Hernández, Mijail Barzaga Lugo, Alfredo Felipe Fuentes, Alejandro González Raga, Iván Hernández Carrillo, José Ubaldo Izquierdo Hernández, Fabio Prieto Llorente, Alfredo Manuel Pulido López, Omar Moisés Ruiz Hernández y Omar Rodríguez Saludes.
Juan Carlos Herrera Acosta, de la Agencia de Prensa Oriental (APLO), estuvo encerrado durante un año en una celda sin ventana. Ha perdido 17 kilos y solo ha recibido tres visitas desde que le encarcelaron. En una carta dirigida a la esposa del periodista, Laura Pollán, fundadora del colectivo de mujeres de disidentes Las Damas de Blanco, Héctor Maseda Gutiérrez, de la agencia Grupo de Trabajo Decoro, cuenta que le confiscan inmediatamente el correo, las medicinas y la comida que le llevan en las visitas.
Ricardo González Alfonso, director de la revista «De Cuba» y corresponsal de RSF, fue condenado el 4 de abril de 2003 a veinte años de cárcel. La petición fue de cadena perpetua. Según su mujer Alida Viso, está «encarcelado con su optimismo». En noviembre de 2004 consiguió que le trataran la hepatitis que padecía. También le operaron de cálculos en la vesícula biliar el 13 de enero de 2005. Según sus allegados tiene la moral alta, a pesar de los problemas de salud y la huelga de hambre que efectuó en diciembre de 2004.