(RSF/IFEX) – Una vez más, RSF pide la creación de una comisión independiente de investigación sobre la muerte de Zahra Kazemi, mientras se encontraba detenida, de la fotógrafa irano-canadiense. En efecto, las conclusiones del informe de la comisión de investigación iraní, divulgadas el 20 de julio de 2003, resultan insatisfactorias y no precisan las responsabilidades […]
(RSF/IFEX) – Una vez más, RSF pide la creación de una comisión independiente de investigación sobre la muerte de Zahra Kazemi, mientras se encontraba detenida, de la fotógrafa irano-canadiense. En efecto, las conclusiones del informe de la comisión de investigación iraní, divulgadas el 20 de julio de 2003, resultan insatisfactorias y no precisan las responsabilidades en este drama. La organización de defensa de la libertad de prensa pide insistentemente a Teherán que se aclare el asunto, y que sean perseguidos y condenados los autores y los eventuales instigadores del asesinato, por altos que sean los lugares que ocupen.
Las conclusiones del informe de la investigación, divulgadas el 20 de julio, son ampliamente insuficientes, ya que no establecen ninguna responsabilidad. El informe no precisa si la fractura de cráneo, que provocó la muerte a Kazemi, la causó un objeto contundente con el que la habrían golpeado o si, al caerse, se golpeó con un objeto. Solamente establece que la fractura se ocasionó como máximo 36 horas antes de la hospitalización de la víctima, el 27 de junio a medianoche (hora local). Según la cronología establecida por la investigación, la fractura se habría producido mientras estaba en manos de los servicios del fiscal de Teherán, Said Mortazavi, o del Ministerio de Inteligencia.
Resulta sorprendente saber que los médicos del hospital Baghiatollah certificaron la «muerte cerebral» de la periodista el 27 de junio. El informe no precisa por qué los médicos esperaron hasta el 10 de julio, el día siguiente del aniversario de las manifestaciones estudiantiles de 1999, para anunciar oficialmente la muerte de la periodista.
RSF ya ha pedido a las autoridades de Teherán que unos médicos forenses independientes efectuen una autopsia en Canadá como ha pedido, desde el principio, su hijo que reside en ese país, y ahora también los padres de Zahra Kazemi en Irán. Por otra parte, RSF estima necesario que el Relator Especial de Naciones Unidas para la libertad de opinión y expresión, cuyo viaje acaba de anularse a petición de Teherán, pueda ir lo más rápidamente posible a Irán.
Paralelamente, RSF insiste para que las autoridades canadienses apoyen estas propuestas y demandas, sin ceder en nada a las presiones de las autoridades iraníes. Además ha apoyado las gestiones de Stephan Hachemi, el hijo de la fotógrafa, proporcionándole la colaboración de Namat Ahmadi, un abogado iraní que reside en Teherán.
A la falta de explicaciones sobre la muerte de Kazemi se acaban de sumar unas informaciones perturbadoras y contradictorias relativas a la inhumación del cuerpo de Kazemi. Mientras las autoridades afirman que han renunciado a enterrar a la periodista, en espera de los resultados de la investigación, el embajador de Irán en París, Seyed Sadegh Kharazi, certificaba a una delegación de RSF que Kazemi había sido inhumada el 13 de julio, o el 14 de julio, a petición de sus padres que siguen viviendo en Irán. Sin embargo, no pudo precisar el lugar exacto de la inhumación.
Kazemi habría sido detenida, el 23 de junio, cuando fotografiaba la cárcel de Evine, al norte de Teherán. El 27 de junio, la presentaron en grave estado de salud a los agentes del Ministerio de Inteligencia. Después, las autoridades informaron a la familia de que Kazemi estaba hospitalizada, en coma, en el hospital militar de Baghiatollah, en Teherán, dirigido por los Guardianes de la Revolución. En los días posteriores a la detención de la periodista, la policía también efectuó un registro en el domicilio de su familia, y se incautó de una fuerte suma de dinero, así como de algunos aparatos de fotos.
RSF recuerda que, al día de hoy, en Irán hay veintiún periodistas encarcelados -trece de ellos en los cuarenta últimos días-, lo que hace de esta república islámica la mayor cárcel para los periodistas de todo Oriente Medio. Así, el periodista Abolgasem Golbaf, del mensual «Gozaresh», fue detenido el 20 de julio, por «publicación de noticias falsas». Según las informaciones recogidas por RSF, quince de los periodistas encarcelados se encuentran actualmente detenidos por los Guardianes de la Revolución, en los mismos locales en que interrogaron a Kazemi. La organización está muy preocupada por su situación, lo mismo que sus familias que, en una carta al presidente Mohammad Jatamí, hablan de torturas físicas y psicológicas.