(RSF/IFEX) – El 11 de enero de 2002 eran trasladados a la base militar de Guantánamo (este de Cuba) varios cientos de individuos, capturados por el ejército norteamericano en la operación «libertad duradera» en Afganistán. Esa fecha marcó la apertura de un auténtico gulag tropical que habría recibido hasta 770 presos, entre los que se […]
(RSF/IFEX) – El 11 de enero de 2002 eran trasladados a la base militar de Guantánamo (este de Cuba) varios cientos de individuos, capturados por el ejército norteamericano en la operación «libertad duradera» en Afganistán. Esa fecha marcó la apertura de un auténtico gulag tropical que habría recibido hasta 770 presos, entre los que se encuentra el camarógrafo sudanés del canal qatarí Al-Jazira, Sami Al-Haj, quien permanece detenido sin cargos desde el 13 de junio de 2002.
«Desgraciadamente, la invalidación por el Tribunal Supremo, en junio de 2006, de los tribunales militares encargados de juzgar a los «combatientes enemigos» detenidos en Guantánamo, no ha cambiado en nada su situación; la mayoría están internados sin motivos, en condiciones espantosas. La liberación de una treintena, en el último trimestre de 2006, no resta nada al escándalo jurídico y humanitario, del que desde hace cuatro años es responsable un país, sin embargo democrático. Esperamos que la nueva mayoría, investida en el Congreso el 4 de enero de 2007, se hará cargo inmediatamente del caso y obligará al poder ejecutivo a cerrar el campo. Una vez más, pedimos la libertad de Sami Al-Haj», ha declarado RSF.
Al-Haj, capturado en diciembre de 2001 por el ejército paquistaní en la frontera afgana, y posteriormente entregado a los soldados norteamericanos, llegó a la base naval el 13 de junio de 2002. Forzado a confesar la existencia de supuestas conexiones entre el canal qatarí y Al Qaeda, le han sometido a más de 150 interrogatorios y le han torturado frecuentemente (exposición prolongada a pleno sol, suplicio de la bañera, privación de sueño, etc.). Enfermo y privado de cualquier contacto con su familia desde que le encarcelaron, el periodista habló por primera vez de su intención de suicidarse durante una visita de su abogado, Clive Stafford-Smith, en abril de 2006. El caso de Al-Haj, acusado sin pruebas de haber realizado una entrevista con Osama Bin Laden, y de haberse dedicado al tráfico de armas por cuenta de terroristas islamistas, es un claro ejemplo de la suerte reservada a muchos de los que están detenidos con él.
Una directiva de la Casa Blanca, del 7 de febrero de 2002, privó a los detenidos de Guantánamo de la Convención de Ginebra sobre presos de guerra, dejándoles así fuera de cualquier marco jurídico. Tras una larga batalla jurídica, el 29 de junio de 2006 el Tribunal Supremo declaró inconstitucionales los tribunales militares encargados de juzgar a los «combatientes enemigos». El 12 de julio siguiente quedaba abolida la directiva presidencial del 7 de febrero de 2002 pero, el 28 de septiembre, el Congreso legalizó los tribunales de excepción e introdujo nuevas cláusulas, impidiendo que los presos puedan denunciar su detención antes de ser juzgados y prohibiendo cualquier acción judicial contra los carceleros. El 17 de octubre otra ley autorizó el recurso a la tortura.
La base naval de Guantánamo ha recibido hasta 770 prisioneros. Una treintena salieron en libertad en el último trimestre de 2006. En el campo hay actualmente 395 internos. Según la Agencia France-Presse (AFP), el gobierno tiene previsto juzgar entre 60 y 80. Stafford-Smith no ha podido precisar a RSF si Al-Haj forma parte de ellos. El abogado londinense ha dicho a la organización: «La moral de los presos está muy baja, por evidentes razones: llevan cinco años detenidos sin la menor perspectiva de tener un juicio equitativo. En contra de lo que pretenden los militares, las condiciones son peores que nunca, peores que las de cualquier corredor de la muerte que yo haya visitado, y he visto muchos en los veinte años que llevo defendiendo a condenados a muerte en Estados Unidos. A la mayoría de los presos de Guantánamo los tienen ahora aislados, sin nada que hacer en todo el día».