Después de haber sido liberado, Oscar Sánchez Madán declaró que seguiría su trabajo de información y sus actividades a favor de la defensa de los derechos humanos en Cuba.
(RSF/IFEX) – Oscar Sánchez Madán fue liberado el 11 de abril de 2010, después de cumplir una condena de tres años en la cárcel.
Corresponsal del sitio web Cubanet en la región de Matanzas, el periodista fue condenado por «peligrosidad social predelictiva» en abril de 2007 tras un juicio expeditivo. El cargo de la acusación, empleado en la represión contra los disidentes, se basa en la noción de «peligro potencial» que un individuo presentaría para la sociedad sin que haya cometido siquiera la menor infracción y sin tener en cuenta las reglas más elementales del Estado de derecho. Después de haber sido liberado, declaró que seguiría su trabajo de información y sus actividades a favor de la defensa de los derechos humanos en Cuba.
Aunque aplaudamos esta liberación, debemos recordar que no constituye en ningún caso una medida de clemencia y menos aún una señal de flexibilidad por parte del régimen de La Habana. La comunidad internacional – en particular la presidencia española de la Unión Europea y los países de América Latina – deben defender la puesta en libertad de los demás periodistas disidentes encarcelados.
Considerada una de las primeras cárceles del mundo para los periodistas, después de Irán y China, Cuba cuenta ahora a 24 de ellos detrás de las rejas, incluyendo a nuestro corresponsal Ricardo González Alfonso. Al igual que este, encarcelado desde la «Primevera Negra» de marzo de 2003, la mayoría vio cómo se debilitada su estado de salud a causa de las estrictas condiciones de detención.
El periodista Guillermo Fariñas lleva cincuenta días manteniendo una huelga de hambre para obtener que se liberen a los presos políticos más enfermos. Hospitalizado en Santa Clara, su estado mejoró levemente después de haber sido atendido por una infección, según el sitio web Payolibre. «Hoy, me siento mejor», habría declarado el 14 de abril. A pesar de pedirle muchas veces que interrumpa su conducta, el periodista disidente mantiene su decisión.