El colega Pablo Medina, corresponsal del diario ABC Color en Curuguaty, fue víctima de un atentado que le costó la vida el jueves 16 de octubre.
Este artículo fue publicado originalmente en sindicatodeperiodistas.org el 16 de octubre de 2014.
Nuevamente es atacado el periodismo paraguayo con mensajes de terror y muerte. El colega Pablo Medina, corresponsal del diario ABC Color en Curuguaty, fue víctima de un atentado que le costó la vida hoy, jueves 16 de octubre, a unos 45 kilómetros de Curuguaty, departamento de Canindeyú, al noreste de Asunción.
El compañero Medina fue el nuevo blanco del asesinato por encargo y otra vez la frontera se tiñe de sangre de un trabajador de la comunicación. Recibió varios impactos de bala de calibre 9 milímetro cuando fue emboscado por dos personas vestidas de camuflaje. La mayoría de los balazos los recibió en la cara y en el pecho, y los disparos se hicieron a corta distancia, según el informe policial.
Medina se encontraba con otras dos personas en el momento en que los desconocidos se acercaron hasta él y abrieron fuego. Posteriormente, los sicarios huyeron en una motocicleta y se ocultaron en una zona boscosa.
Una de sus asistentes, Antonia Almada, de 19 años, quien iba en la camioneta de Medina, también recibió varios impactos de bala y llegó muerta al hospital de Curuguaty, al no haber sido auxiliada rápidamente debido a que la patrullera no estaba en condiciones y se perdió mucho tiempo esperando una ambulancia. La otra mujer salió ilesa y fue quien alertó a un dirigente campesino sobre lo sucedido.
Desde el Sindicato de Periodistas del Paraguay estamos convencidos que el asesinato del compañero Medina es acción directa de las bandas de traficantes de drogas y rollos, entre otras “mercaderías”, pues en varias oportunidades anteriores había recibido amenazas de muerte, motivo por el cual, solía contar con custodia policial.
Tres comunicadores en lo que va del año
El pasado 19 de junio, Edgar Fernández Fleitas, de 43 años, fue hallado muerto en el interior de su casa en la ciudad de Concepción, a unos 300 kilómetros al norte de Asunción, con seis disparos en la cabeza y el cuello. Fernández tenía un programa llamado «Ciudad de la Furia» en radio Belén Comunicaciones, desde donde realizaba denuncias y críticas a las autoridades sobre casos de mala gestión.
Hace cinco meses, el 16 de mayo, el colega Fausto Gabriel Alcaráz fue la víctima en la ciudad de Pedro Juan Caballero. Alcaráz, quien también realizaba denuncias contra el narcotráfico, murió por disparos efectuados por dos desconocidos. Hace poco más de un año, el 25 de abril de 2013, el compañero Carlos Manuel Artaza, en esa misma ciudad, fue víctima de las disputas de grupos que sólo con violencia resuelven sus diferencias, las cuales tienen trasfondos, generalmente, ilícitos.
El colega Pablo Medina, cuyo hermano Salvador también periodista, fue asesinado en 2001 por las mismas causas, pasa a engrosar la terrible nómina de periodistas acallados por los asesinos. Santiago Leguizamón (1991), Calixto Mendoza (1997), Benito Román Jara (2000), Salvador Medina (2001), Yamila Cantero (2002), Samuel Román (2004), Ángela Acosta (2006), Alberto Tito Palma, (2007), Martín Ocampos (2009), Merardo Romero (2011), Carlos Manuel Artaza (2013), Fausto Gabriel Alcaráz (2014) y Edgar Fernández Fleitas (2014), ofrendaron sus vidas en el ejercicio del oficio periodístico. También Marcelino Vázquez, dueño de la radio “Sin Fronteras” de Pedro Juan Caballero, fue asesinado, el año pasado.
¡Basta de impunidad!
Las amenazas a la vida de las y los periodistas persisten y son señales de máxima alerta. La seguridad de las y los colegas que trabajan en zonas fronterizas debe ser reforzada. Sin embargo, lamentablemente estos ataques y amedrentamientos se producen también en otras regiones del país, con similar trasfondo: el intento de acallar a las y los trabajadores de prensa que denuncian todo tipo de negocios ilegales, negocios que, en la mayoría de las ocasiones, tienen respaldo de los operadores políticos y autoridades públicas.
Lamentablemente, la impunidad es la marca registrada en la mayoría de estos casos, y, al igual que en la sociedad toda, quienes tienen poder y recursos económicos tienen vía libre para quedar sin castigo alguno.
Responsabilidad del gobierno y los empresarios
El Sindicato de Periodistas del Paraguay, al tiempo de elevar su voz de protesta e indignación, además de su más enérgico repudio, responsabiliza al gobierno nacional, al Ministerio del Interior y a la Policía Nacional por su incapacidad para hacer frente a las bandas de narcotraficantes y contrabandistas de todo tipo y seguir abonando el terreno de la impunidad.
Es también responsabilidad de los dueños de los medios de comunicación, pues deben brindar seguridad a las y los periodistas y comunicadores en las coberturas de riesgo. El SPP viene reclamando desde hace tiempo la necesidad del seguro de vida para las y los colegas que desarrollan sus tareas en zonas riesgosas para su integridad física y los empresarios minimizan y hasta se burlan de tal necesidad.
Expresamos nuestra solidaridad con los familiares de Pablo y les aseguramos que no decaeremos en lucha por que se realice una investigación seria y que existe juicio y castigo a los culpables.
Instamos, finalmente, todas y todos los colegas trabajadores de la prensa y de la comunicación a unir fuerzas para decir ¡Basta de crímenes de periodistas y comunicadores! ¡Basta de Impunidad! ¡Investigación seria, juicio y castigo a los responsables de este nuevo asesinato!