En la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo en el norte de México, donde los crímenes violentos y la corrupción son endémicos, los medios de comunicación locales han sido intimidados y llevados al silencio y a la autocensura, según un nuevo informe del Committee to Protect Journalists (Comité por la Protección de los Periodistas, CPJ). Por […]
En la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo en el norte de México, donde los crímenes violentos y la corrupción son endémicos, los medios de comunicación locales han sido intimidados y llevados al silencio y a la autocensura, según un nuevo informe del Committee to Protect Journalists (Comité por la Protección de los Periodistas, CPJ).
Por el temor de ser atacados, los periodistas se autocensuran y se niegan a nombrar miembros de los carteles de la droga que están combatiendo por el control de Nuevo Laredo y a sus víctimas. Algunos periodistas incluso han dejado de ir a cubrir una noticia durante la noche o en la madrugada.
Y los reporteros tratan cada asesinato en la zona de las bandas de manera aislada y rara vez vinculan el asesinato con el tejido más amplio de crímenes que sirve como telón de fondo para sus vidas profesionales, dice el CPJ. Los reporteros entrevistados por el CPJ dijeron que perdieron la fe en la capacidad de los organismos de la ley y el orden y en sistema judicial para protegerlos.
Aunque el reciente nombramiento de un fiscal especial para investigar las agresiones contra periodistas es un paso positivo, el Gobierno mexicano se enfrenta a enormes desafíos en una ciudad en la que 181 personas fueron muertas el año pasado.
Lea el informe completo «Dread on the Border» (Terror en la frontera) aquí: http://www.cpj.org/Briefings/2006/nuevo_laredo_sp/nuevo_laredo_sp.html