Juan César Martínez fue agredido y despojado de su equipo cuando intentaba cubrir un enfrentamiento entre integrantes del crimen organizado y fuerzas federales.
(CEPET/IFEX) – Elementos de la Policía Federal agredieron y despojaron de su equipo a Juan César Martínez, camarógrafo de Televisa Monterrey, mientras éste intentaba hacer la cobertura de un enfrentamiento entre integrantes del crimen organizado y fuerzas federales la tarde del 1 de febrero de 2011, en Apodaca, Nuevo León.
Los hechos se registraron aproximadamente a las 18:00 horas, casi en la esquina de las avenidas México y Guadalajara, en la colonia Noria Sur de Apodaca, donde, de acuerdo con los reportes, policiales se desató un tiroteo en el cual un agente federal perdió la vida y otros tres resultaron heridos.
Luis Beza y Martínez, reportero y camarógrafo respectivamente de Televisa Monterrey, llegaron al lugar en una unidad rotulada con logos visibles de la empresa y con chalecos que los identificaban como empleados de la televisora. Cuando intentaron acercarse, uno de los uniformados les hizo señas para que guardaran un poco más de distancia, por lo que Beza abordó la unidad y se echó en reversa.
No obstante, al advertir que Martínez se disponía a grabar, otros tres policías federales con el rostro cubierto se aproximaron a él para impedirle que hiciera tomas de la escena. El camarógrafo bajó su equipo. Sin embargo, fue sorprendido por uno de los agentes que a su espalda le lanzó un golpe, rompiéndole los anteojos sobre el rostro. Los otros dos aprovecharon el desconcierto para arrebatarle la cámara.
El incidente generó una discusión en la que los uniformados, abusando de su autoridad, insultaron a los reporteros y mantuvieron retenido por varios minutos el equipo de video. Fue hasta que uno de los mandos presentes en el lugar intervino que los periodistas pudieron recuperar sus instrumentos de trabajo.
En conversación con el CEPET, Ernesto Jiménez, productor ejecutivo de Noticias de Televisa Monterrey, expresó que los reporteros y camarógrafos de la empresa saben del riesgo al que se exponen en las coberturas de violencia, pero a diferencia de los elementos policiacos no llevan armas consigo, por lo que consideró injusto el trato que los periodistas recibieron.
Más aún, detalló que la televisora tiene como política no grabar el rostro de los oficiales por cuestiones de seguridad pues se asume que presentar su imagen en televisión no sólo los vuelve fácilmente identificables, sino que los hace vulnerables a ataques de la delincuencia organizada.
El directivo explicó que la empresa consideraba presentar una queja formal, pero debido a una petición de su camarógrafo se decidió no hacerlo, toda vez que su trabajo lo obliga cotidianamente a enfrentarse a situaciones similares y a tener virtual contacto con sus agresores, a quienes no fue posible identificar pues llevaban el rostro cubierto: «Denuncia pública vamos a hacerla. No nos vamos a quedar callados. Sin embargo, nuestro compañero teme que de haber una denuncia penal, se pueda generar una nueva agresión en su contra», comentó.