Dos ambientalistas fueron acusados de robo e invasión de propiedad privada casi un mes después de ser arrestados por denunciar una banda de contrabando de carne de ballena que implicó al programa de caza de ballenas patrocinado por el Gobierno, informan ARTICLE 19, Greenpeace e informes noticiosos. Los dos organizadores de la campaña de Greenpeace, […]
Dos ambientalistas fueron acusados de robo e invasión de propiedad privada casi un mes después de ser arrestados por denunciar una banda de contrabando de carne de ballena que implicó al programa de caza de ballenas patrocinado por el Gobierno, informan ARTICLE 19, Greenpeace e informes noticiosos.
Los dos organizadores de la campaña de Greenpeace, Junichi Sato y Toru Suzuki, fueron acusados el 11 de julio después de entregar evidencia de contrabando de carne de ballena a los fiscales de Tokio. Fueron detenidos 26 días – 21 días sin cargo – y finalmente liberados bajo fianza el 16 de julio, a la espera de juicio.
Greenpeace dice que una caja con 23.5 kg. de los cortes más costosos de carne de ballena, con un valor de hasta USD 3,000, había sido retirado ilícitamente por la tripulación del Nisshin Maru, el barco procesador de carne de ballena que se usa para «caza científica de ballenas», tras la cacería de ballenas de este año en el Océano Antártico. Su contenido fue marcado como «cartón» y se envió a un domicilio privado.
Rastreados por Greenpeace, Sato y Suzuki interceptaron la caja y la entregaron al fiscal de Tokio el 15 de mayo, junto con un informe de la forma en que se obtuvo, como evidencia de peculado en el programa de caza de ballenas financiado por el Gobierno.
La investigación de cuatro meses de Greenpeace reveló que los miembros de la tripulación estaban tomando los mejores cortes de carne de ballena durante la «cacería científica», contrabandeándola a la playa y luego pasándola a los comerciantes para su venta ilegal y ganancia personal. Un informante dijo a Greenpeace que docenas de miembros de la tripulación toman hasta 20 cajas cada uno. La maniobra ilegal parece haber estado funcionado por varios años, con el conocimiento pleno de los funcionarios que dirigían las expediciones.
Pero en lugar de perseguir a los balleneros, se persiguió a los activistas. El 20 de junio, Sato y Suzuki fueron arrestados por la sospecha de invasión de propiedad privada y robo de una caja de objetos personales. Cuarenta policías japoneses ocuparon las oficinas de Greenpeace Japón durante más de 10 horas y decomisaron computadoras, documentos y teléfonos celulares.
El mismo día, el fiscal retiró su investigación de las acusaciones de Greenpeace y se ordenó a Sato y Suzuki pasar el máximo tiempo en custodia sin cargos que permite la ley japonesa: 23 días.
«Las acciones desproporcionadas de las autoridades tienen la clara intención de acallar la crítica al polémico programa de caza de ballenas de Japón», dice ARTICLE 19. «Estos arrestos sólo desalentarán a otros de investigar e informar sobre sospechas de irregularidades en el uso de fondos públicos».
Según Greenpeace, el programa de caza de ballenas japonés cuesta a los contribuyentes 500 millones de yenes al año (USD 4.7 millones).
Greenpeace encabezó una serie de acciones en las embajadas japonesas en todo el mundo para protestar por la detención de Sato y Suzuki. ARTICLE 19 se unió a otros grupos internacionales de derechos humanos para firmar una declaración de inquietud acerca de la situación. Casi un cuarto de millón de personas escribieron a las autoridades japonesas para exigir la liberación de los activistas y una renovada investigación del escándalo de malos manejos de carne de ballena. Actúe usted mismo aquí: http://www.greenpeace.org/tokyo-two
Visite también estos vínculos:
– ARTICLE 19: http://tinyurl.com/5bew5f
– Greenpeace: http://tinyurl.com/69sqol
(Foto: Activista de Greenpeace Junichi Sato, con la carne de ballena que se entregó a los fiscales como evidencia de contrabando de carne de ballena. Foto cortesía de Greenpeace)
(16 de julio de 2008)