Los ataques contra la más prominente defensora de los derechos humanos de Irán por parte de las autoridades plantean inquietudes de un intento más amplio de silenciar a la comunidad de derechos humanos iraní, dicen Human Rights Watch y otros grupos de derechos humanos, así como las Naciones Unidas. El 21 de diciembre, las fuerzas […]
Los ataques contra la más prominente defensora de los derechos humanos de Irán por parte de las autoridades plantean inquietudes de un intento más amplio de silenciar a la comunidad de derechos humanos iraní, dicen Human Rights Watch y otros grupos de derechos humanos, así como las Naciones Unidas.
El 21 de diciembre, las fuerzas de seguridad iraníes allanaron el Centro de Defensores de los Derechos Humanos (DHRC), un grupo que apoya a prisioneros de conciencia y sus familias con sede en Teherán y operado por la abogada, activista de derechos humanos y Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi. Se impidió al grupo celebrar el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Los agentes filmaron las instalaciones y a los invitados que llegaban al evento y confiscaron las cámaras de los periodistas. En un caso, maltrataron físicamente a un miembro de DHRC, y decomisaron su teléfono celular.
Luego, el 29 de diciembre, varios funcionarios que se identificaron como inspectores de impuestos allanaron la oficina privada de Ebadi y confiscaron sus documentos personales y computadoras, a pesar de que declaró que los materiales contenían información protegida de sus clientes como abogada.
El 1 de enero, los miembros de la milicia estudiantil Baseej-e Daneshju-ee atacaron la casa de Ebadi y la acusaron de tendencias proisraelíes respecto a la crisis en Gaza. Corearon amenazas de muerte y pintaron consignas en su casa. La protesta frente a la residencia de Ebadi contó con el apoyo de periódicos conservadores como «Kayhan» que han atacado frecuentemente a Ebadi en sus ediciones recientes.
Human Rights Watch y la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán expresaron graves inquietudes de que los ataques constantes contra Ebadi ponían en peligro no sólo a ella, sino a todos los activistas de la sociedad civil iraníes.
«Si Ebadi no a salvo del acoso oficial, ningún activista iraní se puede sentir a salvo de la persecución a consecuencia del disgusto del Gobierno por el activismo pacífico», dijo Hadi Ghaemi, coordinador de la campaña internacional por los Derechos Humanos en Irán.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, pidió a las autoridades de Irán «tomar medidas inmediatas para evitar cualquier acoso adicional y garantizar la seguridad de Ebadi».
Ebadi rechazó una oferta de seguridad de las autoridades de Irán. «Sólo puedo decir que… no saldré del país en ninguna circunstancia. Soy una iraní y debo vivir, trabajar y ý morir en Irán», dijo.
En 2003, Ebadi se convirtió en la primera iraní y la primera musulmana en ganar el Premio Nobel, que le fue concedido por sus importantes y pioneros esfuerzos por la democracia y los derechos humanos, especialmente derechos de las mujeres, niños y refugiados.
Ebadi ha sido arrestada y amenazada de muerte repetidamente. En agosto pasado, la agencia de noticias oficial IRNA afirmó que su hija se había convertido a la fe Baha’i, una acusación grave en un país en el que la apostasía puede castigarse con la muerte.
Las autoridades de Irán han seguido los allanamientos de oficinas y otras formas de acoso con arrestos arbitrarios y detención, con frecuencia llevando a acusaciones por cargos dudosos. Actualmente, Mohammad Sadiq Kaboudvand, fundador de la Organización de Derechos Humanos de Kurdistán, está cumpliendo una sentencia de cárcel de 10 años sólo por sus actividades como defensor de los derechos humanos.
Visite estos vínculos:
– Human Rights Watch: http://tinyurl.com/8cjulm
– Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán: http://www.iranhumanrights.org/
– ONU: http://www.un.org/apps/sg/sgstats.asp?nid=3642
– Shirin Ebadi, «No saldré de Irán»: http://tinyurl.com/a5evkw
(7 de enero de 2008)