Frente a la necesidad de trabajar remotamente que ha impuesto la crisis sanitaria producto de la explosiva propagación del COVID-19, Derechos Digitales redacto una guía básica para asegurar redes residenciales.
Este informe fue publicado originalmente en derechosdigitales.org en marzo de 2020.
Frente a la necesidad de trabajar remotamente que ha impuesto la crisis sanitaria producto de la explosiva propagación del COVID-19, hemos redactado una guía básica para asegurar redes residenciales, pensando en aquellas personas que manipulan información sensible y desean mayor seguridad en sus comunicaciones.
Para desarrollar estas recomendaciones asumimos que queremos proteger una red casera compuesta de un router y múltiples dispositivos conectados a él, especialmente de forma inalámbrica. Haremos mucho énfasis en la protección del router, ya que este equipo es la puerta de entrada y salida a internet, y muchas de las vulnerabilidades posibles de seguridad se pueden resolver en este.
Primero lo primero: asegurarse de que la red tenga contraseña
Cuando una red Wi-Fi no tiene contraseña no solamente es susceptible a que cualquiera pueda conectarse y consumir el ancho de banda, sino que también permite a terceros acceder a: los equipos dentro de la red, los recursos compartidos como carpetas en red, impresoras, etc. No tener contraseña de acceso a tu red Wi-Fi también abre la posibilidad de explotar las vulnerabilidades que los sistemas operativos de los dispositivos conectados pudieran tener, especialmente si no se encuentran actualizados. Recomendamos como primer paso establecer una buena contraseña para la red, teniendo en cuenta algunas limitaciones -que discutiremos más adelante- para personalizar estas contraseñas.