A través de cuatro historias de sobrevivientes y familiares de víctimas de violaciones graves a derechos humanos, se muestra el continuo de décadas de violencia en las cuales el Estado mexicano ha fallado en garantizar los derechos de las víctimas.
Este artículo fue publicado originalmente en articulo19.org el 19 de noviembre de 2020.
- A través de cuatro historias de sobrevivientes y familiares de víctimas de violaciones graves a derechos humanos, se muestra el continuo de décadas de violencia en las cuales el Estado mexicano ha fallado en garantizar los derechos de las víctimas.
- En un país con 94% de impunidad, son las familias y los sobrevivientes quienes investigan y contribuyen al derecho a la verdad y construyen la justicia.
México vive una crisis de derechos humanos desde al menos 2006, en la cual el estado ha fallado en su rol de garantizar la verdad en casos de violaciones graves a los derechos humanos y en llevar a la justicia estos crímenes, caminando hacia la no repetición.
Desaparición forzada, ejecución extrajudicial, desaparición de migrantes a su paso por México, torturas y delitos fabricados son múltiples formas de violaciones graves a los derechos humanos perpetradas recurrentemente en nuestro país durante las últimas décadas. Esta crisis de derechos humanos es, además, resultado de la impunidad acumulada en casos ocurridos en el pasado reciente.
Porque al menos mil personas, en su mayoría activistas políticos y opositores, fueron desaparecidas en México desde los años sesenta hasta los noventa y no ha habido un solo sexenio sin desapariciones por motivos políticos. Porque las ejecuciones extrajudiciales, aun cuando no contamos con una cifra exacta, han sido cometidas por todas las fuerzas de seguridad del Estado mexicano. Además, la fabricación de delitos es un problema constante y documentado, y la aplicación de tortura, una práctica sistemática y generalizada. Porque en el marco de la mal llamada guerra contra el narcotráfico, según datos oficiales han sido desaparecidas más de setenta y siete mil personas, pero, en el caso de migrantes que transitan por México, ni siquiera existen datos estadísticos, aunque se estiman en decenas de miles.
México cuenta con un andamiaje legal de avanzada, con presupuestos y miles de funcionarixs y burócratas, pero no hay resultados. La simulación, entonces, es la vía que ha elegido el Estado mexicano en los casos de violaciones graves a derechos humanos. Simular investigaciones que implican acumular papeles en vez de priorizar la búsqueda de las víctimas y el procesamiento de las personas responsables. Simular una justicia que, de antemano se sabe, lo más probable es que no llegará.
Este informe, escrito por Paula Mónaco Felipe y Daniela Rea e ilustrado con fotografías de Miguel Tovar y Alicia Fernández, se acerca a la historia de cuatro organizaciones y familias que han vivido violaciones graves a sus derechos humanos, para conocer tanto las situaciones de las cuales han sido víctimas -ellxs y sus familiares-, como los procesos que han vivido desde entonces. ¿A qué han tenido que enfrentarse? ¿Qué encontraron? ¿Cómo han sido tratadxs por el Estado? ¿Qué significan verdad y justicia en sus vidas? El objetivo fue conocer no solo la afrenta, sino también el camino emprendido desde entonces, las decisiones y luchas de cada unx; conocer y difundir el andar de quienes buscan verdad y justicia y cómo ese andar contribuye a lo que como sociedad conocemos de nuestra propia historia, a nuestro derecho a la verdad.
Obtener la verdad alrededor de casos de graves violaciones a derechos humanos es una tarea del Estado mexicano a partir de tratados y jurisprudencia nacional e internacional. A pesar de ello, en los casos abordados en este informe, y en miles de casos a lo largo y ancho del país, son las personas sobrevivientes y las familias de las víctimas quienes están realizando el trabajo, en algunos casos durante décadas. Ante la inacción y muchas veces incluso la obstrucción por parte del Estado, ellas y ellos, las víctimas, son quienes están garantizando que todxs podamos saber qué pasó.
En la presentación de este informe estuvieron presentes Alicia Rabadán y Jorge Parral: padres de Jorge Parral, ejecutado extrajudicialmente por el Ejército mexicano el 26 de abril de 2010, quienes compartieron cómo el buscar la verdad en el caso de su hijo, con el acompañamiento de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos ha llevado a mostrar las contradicciones de la narrativa del estado en cuanto a la “guerra contra el narco”.
Rogelio Amaya, quien sufrió detención arbitraria y tortura en 2010, y quien permaneció más de tres años injustamente detenido habló de cómo pasó de sentirse víctima a ser sobreviviente y de la lucha que su familia, con el acompañamiento del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, llevó a cabo por la verdad y por su libertad. Su historia, como la de la familia Parral, evidencia esas grietas en la historia que se ha contado desde el Estado de la violencia.
Ana Enamorado, también presente en el evento, madre de Óscar Antonio López Enamorado, desaparecido desde el 19 de enero de 2010 en contexto de migración, relató cómo durante 10 años ha buscado a Óscar y la verdad, y en su camino ha podido desentrañar las prácticas desaparecedoras del Estado, impactando en cientos de casos de personas desaparecidas.
Elda Nevarez, integrante del Comité Eureka, quien fue desaparecida en la época de represión estatal de los años sesenta a ochenta y logró su libertad gracias al Comité Eureka, compartió el camino que las “Doñas” han andado por más de cuatro décadas y lo que han aportado al derecho a la verdad de la sociedad en términos de desapariciones forzadas.
Además de las personas protagonistas de este informe, en la presentación se contó con la presencia de Mariana Tello, Presidenta del Archivo Nacional de la Memoria (Argentina), quien reflexionó, en un ejercicio comparativo entre lo presentado en el informe y lo que ha sucedido en Argentina en cuanto a la represión de la última dictadura cívico-militar, en la importancia de la lucha de sobrevivientes y familiares en términos de verdad y justicia.
Finalmente, las autoras, las periodistas Daniela Rea Gómez y Paula Mónaco Felipe, compartieron más información sobre cada una de las historias y sobre su experiencia al hacer este informe.
El comité Eureka, la familia Parral, Ana Enamorado y Rogelio Amaya y su familia son personas que luchan, pero no solo por ellxs. Pelean por visibilizar los crímenes que sufren miles y también por lograr algo que es fundamental para nuestra sociedad: el acceso a la verdad.
Al presentar cada uno de estos relatos se mantiene viva la memoria de
las víctimas, pero también de aquellas personas que han luchado por ellas.
Al repetir lo que ha pasado, al contrarrestar la narrativa oficial sobre estos
casos, se da un lugar fundamental en la construcción de la verdad a la palabra de las víctimas.
Lxs invitamos a leer este informe para conocer las historias del
Comité Eureka, Ana Enamorado, Rogelio Amaya y la familia Parral. Para acompañarlxs a través de la lectura en su búsqueda de verdad, un camino del que todxs podemos formar parte.