(FLIP/IFEX) – Lo que sigue en un informe de la FLIP: DIAGNÓSTICO DE LA LIBERTAD DE PRENSA EN COLOMBIA, MARZO DE 2004 Aunque el 2004 no comenzó siendo un buen año para la libertad de prensa, marzo fue un mes tranquilo. Mientras que en enero se presentaron tres agresiones y en febrero siete, durante marzo […]
(FLIP/IFEX) – Lo que sigue en un informe de la FLIP:
DIAGNÓSTICO DE LA LIBERTAD DE PRENSA EN COLOMBIA, MARZO DE 2004
Aunque el 2004 no comenzó siendo un buen año para la libertad de prensa, marzo fue un mes tranquilo. Mientras que en enero se presentaron tres agresiones y en febrero siete, durante marzo la FLIP no conoció de agresiones contra los periodistas colombianos. Sin embargo, no se puede decir que la situación ha mejorado del todo, pues las investigaciones judiciales de las agresiones ocurridas en meses anteriores no han avanzado. Pese a ello, en marzo se presentaron dos hechos importantes en materia judicial. Se condenó al líder paramilitar Carlos Castaño Gil como el autor intelectual del crimen de Jaime Garzón y se absolvió a Roberto Posada Garcia-Peña, «D’artagnan», en un caso de injuria y calumnia, sentando un precedente en esa materia.
Por su parte, las organizaciones continuaron con las acciones en pro de la libertad de expresión. La FLIP presentó la situación de la prensa colombiana ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
VIOLACIONES A LA LIBERTAD DE PRENSA EN EL PRIMER TIMESTRE DE 2004
Entre enero y febrero se presentaron 11 agresiones contra periodistas. Las regiones más afectadas fueron Barrancabermeja y Valle del Cauca. En Barrancabermeja 3 periodistas sufrieron amenazas y en Valle del Cauca un periodista fue asesinado y otro amenazado. En todos los casos se iniciaron investigaciones.
Hasta la fecha, los procesos siguen en etapa preliminar sin que haya personas capturadas, aunque en por lo menos dos de los casos se tiene identificado al agresor. Casos más antiguos, como el de Luis Eduardo Alfonso, asesinado el 18 de marzo de 2003, se encuentran en esa misma situación. Un año después de la muerte del periodista, asesinado en la puerta de la emisora Meridiano 70, no hay personas sindicadas por los hechos.
La FLIP destaca que el juzgado Séptimo Penal Especializado de Bogotá haya condenado al líder paramilitar Carlos Castaño Gil a 38 años de cárcel por el asesinato del periodista y humorista Jaime Garzón. La sentencia se expidió cuatro años y medio después de ocurrido el crimen contra Garzón y en ella sólo se condena al autor intelectual. En esa misma providencia, Juan Pablo Ortiz Agudelo, alias «Bochas», y Edilberto Antonio Sierra Ayala, alias «Toño», quienes eran acusados por la Fiscalía como autores materiales del asesinato, fueron absueltos. Así, los autores materiales están libres y el crimen sigue en la impunidad.
El proceso penal que cursaba por injuria y calumnia contra el columnista del diario «El Tiempo», Roberto Posada García Peña, «D’Artagnan», e iniciado por el industrial Pedro Juan Moreno Villa, fue archivado luego de que una Fiscal Delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá considerara que el periodista hizo la rectificación respectiva.
La FLIP considera que con esta decisión se reiteran esos criterios reseñados por la Corte Constitucional y que este caso es un precedente más en la materia. Los criterios del alto tribunal en materia de rectificación son los siguientes:
* Debe ser una declaración propia del medio, no se admite como rectificación la publicación de cartas.
* Debe ser eficaz y equitativa, la milimetría no es el criterio que guía la rectificación.
Los medios tienen derecho a definir las características editoriales de la rectificación, así como su texto, garantizando la eficacia de la declaración.
* La petición de rectificación es un requisito de procedibilidad de la acción de tutela, pero por si sola no genera el deber del medio de rectificar, que tiene el derecho a su vez a sostenerse en su posición si encuentra que no ha sido desvirtuado.
* Sólo procede la rectificación sobre hechos falsos, no sobre opiniones.
ACCIONES PRO-LIBERTAD DE PRENSA
El 2 de marzo de 2004, la FLIP presentó ante la CIDH el estado de la libertad de expresión y de prensa en Colombia. La presentación se realizó en el marco de las audiencias del 119º período de sesiones que se llevó a cabo entre el 1º y 5 de marzo en Washington. La presentación de la FLIP fue una de las 59 audiencias que se celebraron durante esa semana relativas a casos y peticiones individuales, a medidas cautelares y a situaciones generales y específicas de derechos humanos.
Aunque los temas eran muchos, la FLIP se concentró en tres puntos centrales:
a) Las violaciones contra la libertad de expresión y prensa en Colombia, en particular, las agresiones directas contra la prensa.
b) La demora injustificada en los procesos judiciales iniciados por agresiones contra periodistas y la captura injustificada de comunicadores y reporteros.
c) La existente atmósfera de restricción: medidas legislativas que atentan contra la libertad de expresión y prensa.
La presentación terminó con la solicitud a la CIDH de una visita a Colombia de la Relatora para Colombia (Susana Villarán) y del Relator para la Libertad de Expresión (Eduardo Bertoni).
La FLIP afirmó que las violaciones contra la libertad de expresión y prensa en Colombia no han cesado y que, en algunos casos, han empeorado. Presentó las cifras contenidas en su Informe Anual de Libertad de Expresión de 2003 señalando que 6 periodistas fueron asesinados, 55 sufrieron amenazas y 11 fueron secuestrados por razones de su oficio. Agregó que las obstrucciones y agresiones se incrementaron con respecto al 2002 y que en total hubo 94 ataques contra la prensa.
En materia de procesos judiciales, la FLIP expuso la situación de impunidad en la que se encuentran la mayoría de las investigaciones de muerte o amenaza contra periodistas, con fundamento en los estudios realizados por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Finalmente, reiteró la importancia de que la labor de la prensa sea apoyada públicamente y de que no se genere una atmósfera de restricción pues en ella, la primera damnificada es la verdad.
Por último, la solicitud y posible aprobación de una visita de la Relatora para Colombia y del Relator Para la Libertad de Expresión sería un avance que permitiría que la Comisión conozca de primera mano los hechos que fueron presentados por la FLIP para elaborar un informe con recomendaciones.
La participación de la FLIP en las audiencias de la CIDH no es sólo una manera más de hacer visible a nivel internacional la grave situación en la que se encuentra la libertad de expresión y prensa en Colombia, sino que resulta una manera de buscar que el Estado colombiano adopte medidas más efectivas para garantizarla en todo el territorio colombiano.