El 22 de enero, se encontro el cuerpo torturado y asesinado de la escritora Konca Kuris, en una tumba colectiva con docenas de otros cuerpos en Konya, 220 millas (350 kilometros) al noroeste de Mersin, Turquía, informa el Media Institute of Southern Africa (Instituto de los Medios de Comunicacion del África Austral, MISA) con base […]
El 22 de enero, se encontro el cuerpo torturado y asesinado de la escritora Konca Kuris, en una tumba colectiva con docenas de otros cuerpos en Konya, 220 millas (350 kilometros) al noroeste de Mersin, Turquía, informa el Media Institute of Southern Africa (Instituto de los Medios de Comunicacion del África Austral, MISA) con base en un artículo del New York Times escrito por Stephen Kinzer. La policía también encontro videocintas que documentan la tortura que Kuris sufrio y la llevo a la muerte. El destino de Kuris se desconocía desde que fue raptada en julio de 1998. El cuerpo de Kuris fue uno de los 33 que se encontraron enterrados «en terrenos que usa el Hezbollah (Partido de Dios), un grupo dedicado a derrocar el estado secular turco y establecer en su lugar una república islámica», informa Kinzer. Kinzer aclara que «no se cree [Hezbollah] tenga relacion con el grupo de nombre similar que ha combatido contra la ocupacion israelí en el sur del Líbano».
Kuris fue descrita como una feminista musulmana que condenaba las prácticas islámicas que negaban a la mujer sus derechos, dice Kinzer. En la grabacion de la tortura de Kuris, sus torturadores la acusaban de «pretender ser la version turca de Salman Rushdie o Taslima Nasrin, escritores a quienes los musulmanes consideran herejes que merecen la muerte». Según Kinzer, se cree que las otras víctimas «fueron empresarios kurdos de las provincias desgarradas por la guerra en el sureste de Turquía». El descubrimiento de la tumba común fue recibido con protestas generalizadas en Turquía, y varios políticos y comentaristas acusaron a los militares turcos «de haber colaborado con Hezbollah a principios de la década de 1990, alentando a sus escuadrones de la muerte a matar kurdos que se pensaba favorecían la causa del nacionalismo kurdo». Aunque el presidente Suleyman Demirel refuto la acusacion, informa Kinzer, admitio que «algunos agentes u organismos del gobierno pudieran tener conexiones con Hezbollah».