Las presiones economicas junto con el disenso político dentro y fuera del país pueden imponer reformas gubernamentales, dice Bertil Lintner en el «Irrawaddy» (Vol. 8, No. 6, junio 2000), una publicacion del Irrawaddy Publishing group (IPG), conocido anteriormente como el Burma Information Group. Cada vez más, grupos dentro de Laos han estado desafiando abiertamente el […]
Las presiones economicas junto con el disenso político dentro y fuera del país pueden imponer reformas gubernamentales, dice Bertil Lintner en el «Irrawaddy» (Vol. 8, No. 6, junio 2000), una publicacion del Irrawaddy Publishing group (IPG), conocido anteriormente como el Burma Information Group. Cada vez más, grupos dentro de Laos han estado desafiando abiertamente el sistema político autoritario de régimen actual. El 26 de octubre de 1999, el Gobierno maniobro rápidamente para anular una manifestacion prodemocrática de maestros y estudiantes en Vientiane – la primera de su clase en los 25 años de poder del régimen, dice Lintner. Los manifestantes estaban exigiendo «reforma política, la liberacion de todos los prisioneros políticos; y un regreso al gobierno de coalicion de 1974, que incluía fuerzas comunistas y neutralistas», informa el «Irrawaddy». Las autoridades siguieron las manifestaciones con una serie de seminarios políticos, en los que se requirio que los participantes revisaran las doctrinas del gobernante Partido Comunista. Además, los líderes comunitarios locales reunieron a jovenes para prevenirlos en contra de los mensajes e ideas contrarrevolucionarios.
Estas manifestaciones no son la única oposicion a la que el Gobierno actual se ha enfrentado en años recientes, dice el «Irrawaddy». Los hmongs tribales, que se han implicado en un combate de resistencia desde que el Partido Comunista ascendio al poder, también se han enfrentado con las fuerzas gubernamentales en los meses recientes, informa Lintner. Las metas de los hmongs incluyen combatir «la corrupcion gubernamental, los programas de reasentamiento deficientemente ejecutados, la marginacion étnica y la ausencia de estructuras democráticas mediante las cuales se puedan expresar ese tipo de quejas». Lintner señala que el éxito de los Hmongs solo se puede lograr en caso que el grupo forme una alianza con los movimientos prodemocráticos de las tierras bajas. Aunque esa alianza es improbable en el país debido a diferencias lingüísticas y étnicas, Lintner señala el nexo creciente entre las contrapartes exiliadas de estos movimientos. En febrero, cientos de activistas laosianos y hmongs prodemocráticos marcharon con el ex líder hmong Vang Pao y el príncipe Soulivong Savang, nieto del depuesto rey King Savang Vatthana, en Washington DC. Exhortaron al Gobierno de Estados Unidos Gobierno a iniciar conversaciones entre el gobierno laosiano y la oposicion, en un intento de hacer una transicion a la democracia.
Además, el Gobierno laosiano también se enfrenta a presion de países donantes e instituciones de asistencia como el Banco Mundial para iniciar una reforma política. «Las autoridades en Vientiane pueden rechazar esos movimientos entre los exiliados e incluso el creciente disenso público en el país pero encontrarán más difícil ignorar la frustracion de los donantes extranjeros como Japon, Suecia y Australia que por años han contribuido al desarrollo del país». Para obtener una copia del «Irrawaddy», comuníquese al correo electronico: waddy@cm.ksc.co.th; waddy2@chmai.loxinfo.co.th.