El tercer año de gobierno de Jimmy Morales está marcado por la mediocridad y la corrupción.
Este artículo fue publicado originalmente en cerigua.org el 15 de enero de 2018.
El tercer año de gobierno de Jimmy Morales inició este 14 de enero de 2018, con una administración marcada por la mediocridad, el abuso de poder, la corrupción y un profundo abismo entre la clase política y la población, señala el editorial de Prensa Libre publicado este lunes.
El espacio de opinión del matutino subraya que las fuerzas de seguridad debieron montar un cordón policial en los alrededores del Legislativo para evitar que llegaran protestas a los oídos del gobernante y los diputados, en una evidencia palpable del lamentable estado de cosas que la corrupción ha provocado, pues esa lucha y quienes hacen esfuerzos mayúsculos porque nada cambie, es lo que ha llevado al país a una de sus más complejas coyunturas.
Según Prensa Libre, esa enorme brecha también se ratificó durante el discurso de las autoridades que asumían las riendas del Congreso, mediante un nuevo Pacto de Corruptos, como patentizó el imberbe presidente de ese organismo cuando afirmó que «escucharemos a todos los sectores, pero no vamos a permitir que decidan por nosotros», frase lamentable que refuerza el modelo imperante durante los últimos años, con una clase política corrupta y divorciada de la población.
Asimismo, destaca que esa profunda división entre guatemaltecos también la ratificó el presidente Jimmy Morales, al afirmar en forma desafiante «los electos no deben regirse por presiones mediáticas», lo que también constituye un nuevo desafío, porque hasta ahora ningún gobernante se ha regido por buscar consensos y más bien cada quien a su turno ha buscado hacer de su gestión el modelo más oscuro de su administración.
Prensa Libre se pregunta si Álvaro Arzú hijo comprende plenamente el discurso que le prepararon, pues trasluce también un desafío para quienes con autoridad moral han criticado la actual situación del país, han exigido cambio y congruencia con los esfuerzos de la cooperación internacional.
Señala además que el presidente Morales, al iniciar su último año efectivo de gobierno también debe reflexionar sobre su nuevo informe, que al igual que el primero, tampoco aporta ninguna novedad, al ser un recuento de hechos, propios de cualquier gestión, sin que se puedan destacar auténticos logros que puedan diferenciar su administración de las anteriores.
El editorial enfatiza que la mayor deuda que seguirá arrastrando el gobierno del presidente Morales es que sus mayores esfuerzos reconocidos se concentraron en desbaratar lo antes posible la oficina de Naciones Unidas creada para coadyuvar de manera decisiva a combata la corrupción e impulsar reformas que contribuyan a hacer de esta una sociedad menos abusada por la mayoría de políticos.