El catedrático y escritor Giovany Rodríguez manifestó a C-Libre, que la censura siempre existió en contra de las personas que escriben, pintan o se dedican al arte, pero que se acentuó tras el golpe de Estado.
(C-Libre/IFEX) – Tegucigalpa, Honduras, 23 de enero de 2012 – Escritores de la ciudad de San Pedro, en la zona norte del país, aseguraron sentirse excluidos e indignados por la censura, de que son objeto, por parte del gobierno, de algunos periódicos, librerías y universidades, siendo ello una franca violación a la libertad de expresión y a la Constitución de la República.
El catedrático y escritor Giovany Rodríguez manifestó a C-Libre, que la censura siempre existió en contra de las personas que escriben, pintan o se dedican al arte, pero que se acentuó tras el golpe de Estado.
Rodríguez comentó que durante la administración del doctor Rodolfo Pastor Fasquelle como titular de la Secretaria de Cultura Artes y Deportes, el sector artístico recibió apoyo. Sin embargo tras el golpe de Estado con la ex ministra Mirna Castro, se sintió más cruda la censura oficial. Posteriormente con el arribo del ex ministro, Bernard Martínez, el ambiente empeoró y aduciendo austeridad y directrices del gobierno de Porfirio Lobo Sosa, se canceló un importante espacio cultural como lo es el programa de cine en la calle».
Según Rodríguez, no solo se puede hablar de la censura oficial – también la hay por parte de algunas librerías de los centros comerciales que luego del golpe de Estado hicieron algunas depuraciones para quitar o rechazar la venta de obras de autores hondureños. «Privilegian aquellas obras afines a la política conservadora», aseguró.
El ataque viene además de algunos docentes de las universidades quienes rechazan libros como: Las Virtudes de Onàn, de Mario Gallardo, Poff, de Darío Calix y Ficción de un Hereje para lectores Castos, escrita por mí persona, dijó Rodríguez.
Estos mentores tildan a las obras de diabólicas, vulgares e irreverentes, en un claro desconocimiento del principio universal, de tolerancia y respeto a la libertad de expresión que debe prevalecer en las universidades. Al espíritu del arte no se le puede poner márgenes y censurar la literatura es coartar la libertad de expresión, sostuvo Rodríguez, autor de los poemarios: Morir Todavía (2005) y Las Horas Bajas (2007).
Por su parte el guionista y escritor, Jorge Martínez, dijo que ha experimentado en carne propia la censura por parte de algunos periódicos locales quienes no les publican los escritos a aquellos artistas identificados con el movimiento de Resistencia Nacional.
«Los medios prefieren dar cobertura a las cosas que hace Madonna, Jennifer López o Ricky Martin que a los escritores hondureños. Nos hemos convertido, según ellos, en una amenaza a sus intereses, quizás por la posición beligerante de los literatos.
«Lo vivo a diario la censura ha llegado a niveles que hasta los blogs que creamos son ‘jackeados’, es decir sacados de los espacios digitales, en una franca violación a la libertad de expresión y a las leyes del país», concluyó el autor de la obra literaria El Mundo es un Puñado de Polvo (2011).