Los periodistas en Uzbekistán, un país en el que el Gobierno de Islam Karimov reprime brutalmente la libertad de expresion, necesita más apoyo de grupos internacionales, dice el Sindicato de Periodistas (JuHI). El presidente de JuHI , Azer Hasret, publico recientemente un informe de las condiciones de libertad de prensa en Uzbekistán después de una […]
Los periodistas en Uzbekistán, un país en el que el Gobierno de Islam Karimov reprime brutalmente la libertad de expresion, necesita más apoyo de grupos internacionales, dice el Sindicato de Periodistas (JuHI). El presidente de JuHI , Azer Hasret, publico recientemente un informe de las condiciones de libertad de prensa en Uzbekistán después de una mision investigadora que visito el país durante una semana de abril.
Hasret describe a Uzbekistán como un «país muy peligroso» para los periodistas que intenten informar libremente, y agrega que los que lo hacen están bajo amenaza y vigilancia constantes de las autoridades. Shodi Mardiyev, el periodista de 63 años que fue recientemente indultado y liberado después de cumplir cuatro años de una sentencia de once, fue torturado durante su cautiverio.
No existen medios independientes en Uzbekistán, dice Hasret. Casi todas las empresas de medios de comunicacion están controladas por el Estado y los editores son designados por las autoridades. Se exige a los periodicos que envíen sus publicaciones diarias a los censores estatales antes de su impresion. Internet también está bajo el control estatal. Los sitios web de partidos de oposicion están bloqueados y los cibercafés se vigilan estrechamente, dice Hasret.
Entre los periodistas la autocensura es omnipresente. Un periodista conto a Hasret que había más crítica de los medios al Gobierno durante la era soviética. «El presidente Karimov y su Gobierno no son tolerantes con materiales que los critican». Por tanto, los periodistas entienden que la única manera de que se publiquen sus artículos es escribir en favor del Gobierno.
Por otra parte, Hasret señala que hay muy poca comprension entre los propios periodistas acerca de la necesidad de mecanismos de autorregulacion como consejos de prensa o codigos de conducta. El único sindicato de periodistas del país fue disuelto hace varios años y no ha surgido otro, aunque hay esfuerzos por revivirlo.
Han surgido varios grupos más pequeños que están tratando de abordar la autorregulacion pero los periodistas no los consideran influyentes ni eficaces, dice Hasret. Ésta es un área en la que las organizaciones internacionales podrían ofrecer más asistencia, agrega.
Para ver el informe, visite www.juhiaz.org.