El 29 de abril de 2013, un grupo de personas identificadas como simpatizantes oficialistas lanzaron botellas e intimidaron a un grupo de periodistas que se encontraban en el Palacio de Justicia, en Caracas, Distrito Capital.
El 29 de abril de 2013, un grupo de personas identificadas como simpatizantes oficialistas lanzaron botellas e intimidaron a un grupo de periodistas que se encontraban en el Palacio de Justicia, en Caracas, Distrito Capital. El grupo de reporteros cubrían la audiencia de presentación de Antonio Rivero, dirigente del partido de oposición Voluntad Popular, quien fue detenido el 27 de abril e imputado por el Ministerio Público por los supuestos delitos de asociación para delinquir e instigación al odio.
En el lugar se encontraban reporteros de El Nacional, periódico privado; Globovisión, Venevisión, y Televen, canales privados; Venezolana de Televisión (VTV), canal estatal; El Carabobeño, periódico con sede en estado Carabobo, y FM Center, circuito radioeléctrico privado.
Yamis Urbano, reportero de El Nacional relató a IPYS-Venezuela que se encontraban tomando las declaraciones de Leopoldo López, dirigente del partido Voluntad Popular, a la salida del Palacio de Justicia, luego que se conociera la imputación de Antonio Rivero. En ese momento, un hombre identificado como simpatizante oficialista, empezó a gritar consignas en contra de Leopoldo López. «Asesino, Asesino», le decían al tiempo que también descalificaban al canal privado Globovisión. Luego, un grupo de personas empezó a gritar improperios contra los periodistas, dirigentes políticos, amigos y familiares que se encontraban en el sitio.
Según relató Urbano, personas no identificadas lanzaron dos botellas hacia el lugar donde se encontraban los reporteros realizando su labor. Contó que no hubo ningún impacto contra los periodistas pero sí se registraron agresiones contra los representantes políticos que se encontraban en el lugar.
Urbano agregó, que ante esa situación, él se guardo su identificación de periodista y se retiró del lugar.
IPYS-Venezuela no tuvo conocimiento de ninguna agresión física contra periodistas por este caso. Sin embargo, este incidente representa una medida de intimidación que, además, coloca en riesgo la integridad de los equipos reporteriles.