En el intento de ejercer su derecho a informar y expresarse libremente, los medios en Liberia se encontraron en un montaña rusa durante la década pasada, dice un corresponsal no identificado de «Zongo Giwa» (Vol. 1, No. 2, 2000), una publicacion de la Fundacion de Medios para África Occidental. Desde que Charles Taylor asumio la […]
En el intento de ejercer su derecho a informar y expresarse libremente, los medios en Liberia se encontraron en un montaña rusa durante la década pasada, dice un corresponsal no identificado de «Zongo Giwa» (Vol. 1, No. 2, 2000), una publicacion de la Fundacion de Medios para África Occidental. Desde que Charles Taylor asumio la presidencia en 1997, el desarrollo de los medios se detuvo, mientras los medios propiedad del Estado «intentan con mucha dificultad dominar el establecimiento de la agenda de la opinion pública». Antes del gobierno de Taylor, los trabajadores de los medios se encontraron en medio de una guerra civil de siete años, obligados a salir del país o volverse parte del conflicto. «Para un país que sale del azote de la guerra, una confrontacion entre el Gobierno y los medios difícilmente es una ayuda en la senda hacia la paz», escribe el autor. Periodistas independientes y la Press Union of Liberia (Sindicato de Prensa de Liberia, PUL) han realizado esfuerzos concertados de mejorar la relacion entre el Gobierno y los medios, como patrocinar un taller acerca de «Colaboracion de medios y Gobierno en el fomento y el sostenimiento del desarrollo». La intervencion de organizaciones de derechos humanos, como el Center for Democratic Empowerment y el Centro Carter, además del PUL, en momentos cruciales durante este tiempo ha demostrado ser invaluable para la seguridad de los medios.
Sin embargo, los medios han seguido siendo amenazados y silenciados por varios medios. Los periodistas independientes se han enfrentado a cierres de periodicos por ordenes del Ministerio de Informacion y «han sido objeto de un hostigamiento incesante, impredecible violento por parte de personal de seguridad», informa el autor. En 1998, la situacion era tan peligrosa para los periodistas que se temía que si el Gobierno no prohibía un medio, éste podría prohibirse «voluntariamente». «Tal vez, para las fuerzas de seguridad, la única condicion para una coexistencia pacífica con los medios es cuando los medios dejan de ser críticos e independientes», sugiere el autor. Actualmente, en un momento en los partidos políticos de oposicion han sido dominados y «la mayor parte de las fuentes potenciales de puntos de vista alternativos y críticos» ha sido «debilitada hasta el punto de la insignificancia», el autor expresa el temor que los medios sigan siendo particularmente vulnerables. La prensa independiente sigue siendo en forma precaria «un guardia solitario en las barricadas por la libertad de expresion».