Los gobiernos de la región no reconocen al periodismo como un bien público pero sí lo enfrentan al estigma, al descrédito, a la violencia y la impunidad; tampoco reparan sobre las luchas históricas ciudadanas que esta práctica ha potencializado y han permitido el avance en el acceso y ejercicio de derechos.
Este artículo fue publicado originalmente en articulo19.org el 3 de mayo de 2022.
En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, ARTICLE 19 hace un llamado a los gobiernos de México, Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador a garantizar la libertad de prensa, la independencia y el pluralismo como prerrequisitos para garantizar la información como un bien público de las sociedades.
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ARTICLE 19 observa con preocupación cómo quienes ejercen el periodismo en la región se enfrentan cada vez más a la obstinación de gobiernos con prácticas autoritarias que tienden a limitar la libertad de prensa, en un marco de continuas violaciones a la libertad de expresión, el derecho a la información y la protesta social. La corrupción, la impunidad y la desigualdad -potenciadas por la pandemia- dejaron en una situación crítica a todo aquel que disienta a la acción gubernamental. En este marco, quien ejerce el periodismo, la defensa de derechos humanos o incluso las y los ciudadanos que buscan participar de alguna manera dentro del espacio cívico, se enfrentan al aparato represor que renueva y perfecciona sus dinámicas de dominación además de hacer uso de diversas herramientas que le permiten coartar la libertad.
El Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce el papel que juegan la pluralidad y diversidad de expresiones en la vida de las personas y conmina a los Estados a garantizar el libre flujo de información, es decir a garantizar los derechos de quien se expresa, pero también de las audiencias que reciben esta información.
Los gobiernos de la región no reconocen al periodismo como un bien público pero sí lo enfrentan al estigma, al descrédito, a la violencia y la impunidad; tampoco reparan sobre las luchas históricas ciudadanas que esta práctica ha potencializado y han permitido el avance en el acceso y ejercicio de derechos. Hemos atestiguado una tendencia preocupante que apunta al debilitamiento de las instituciones democráticas; al estigma y criminalización del trabajo periodístico y de defensa de derechos humanos y a la retracción del espacio cívico para las mujeres y la comunidad LGBTTTIQ+.
Es así que el gobierno de México utiliza las conferencias presidenciales matutinas como un arma narrativa para desacreditar el trabajo periodístico mientras en la calle se agrede a la prensa cara 14 horas y se siguen matando periodistas por ejercer su labor.
Por su parte el gobierno de El Salvador niega y limita la posibilidad de investigaciones exhaustivas e imparciales respecto al espionaje dirigido a periodistas al mismo tiempo que aprueba leyes que coartan la posibilidad de las audiencias de conocer sobre el estado de violencia que vive el país.
En Nicaragua se detiene, procesa y sentencia a cualquiera que se considere traidor a la nación por disentir políticamente con el oficialismo, publicar información crítica al gobierno, e incluso por la publicación de un tuit “incómodo” para el poder.
Pro su lado en Guatemala, a pesar de los grandes logros alcanzados por la extinta CICIG, el enraizamiento de la corrupción y la impunidad en el entramado gubernamental ha dado lugar a una cacería en contra de todos aquellos que buscan continuar con esa labor, incluidos periodistas, jueces y fiscales.
En Honduras la resaca de las acciones represivas de Juan Orlando Hernández; así como la colusión entre gobierno- empresas – crimen organizado, siguen teniendo un efecto negativo en la criminalización de defensores ambientales y los asesinatos a periodistas comunitarios.
En Cuba la sistematicidad de la violencia en contra de las voces disidentes y periodistas independientes permite que cientos de personas se encuentren sujetas a procesos criminales que no tienen posibilidades de una justicia efectiva.
Aun en un contexto tan adverso para la libertad de prensa, ARTICLE 19 observa con admiración la resiliencia de un periodismo que busca mantener su función social. Desde dentro y en el exilio, periodistas cubanos y nicaragüenses, no han dejado de informar sobre la barbarie, la arbitrariedad y las violencias a las que el pueblo es sometido todos los días. En México, un periodismo de investigación vibrante que aborda las distintas realidades de un país polarizado, se ha convertido en un relevante contrapeso frente a los abusos de poder. En Guatemala, redes de periodistas, sociedad civil y organismos internacionales lograron frenar una ley conservadora que dinamitaba las victorias de grupos feministas y de la comunidad LGBTTTIQ+ en el reconocimiento de la expresión de la identidad sexual y de sus derechos.
La comunidad internacional juega un papel muy relevante para levantar la voz sobre los atropellos cometidos por el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador en el marco del Decreto de Estado de Emergencia emitido el mes de marzo y, aún cuando éste ha respondido con la desacreditación y la nulificación de la palabra, el escrutinio y la crítica se han fortalecido.
Por su parte, la transición en Honduras, ha permitido revertir prácticas y leyes antidemocráticas, impulsadas por el gobierno de Juan Orlando Hernández, que daban lugar a más corrupción y más impunidad. La derogación de la Ley de Secretos (que ocultaba información oficial de interés público), la promoción de una iniciativa para fijar criterios de idoneidad dentro de los procesos de designación pública de los magistrados del Poder Judicial y la solicitud de apoyo a las Naciones Unidas para la instalación de una Comisión Especial para el combate a la corrupción y la impunidad representan una esperanza para la región que no podemos dejar de mirar. Esta nueva tendencia democratizadora de seguir así, tendrá efectos virtuosos sobre el ejercicio cŕitico e independiente del periodismo y la defensa de los derechos humanos.
Con estos ejemplos de resistencia a la adversidad, ARTICLE 19 refrenda su compromiso en la región. Acuerpar, acompañar, visibilizar e incidir estos esfuerzos que buscan evitar la degradación total para la vigencia de los derechos humanos, es la motivación de nuestro equipo y el horizonte hacia el que buscamos caminar. Son momentos complicados pero existen razones para conservar la esperanza y continuar trabajando por fortalecer el respeto a los derechos humanos en contraposición a cualquier tendencia autoritaria en la región.
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