El 26 de enero, la policía en Harare, la capital de Zimbabwe, impidio a varios cientos de manifestantes entregar una peticion al Presidente del Parlamento para protestar por la reciente detencion y tortura de dos periodistas, informa el Media Institute of Southern Africa (Instituto de los Medios de Comunicacion del África Austral, MISA). El caso […]
El 26 de enero, la policía en Harare, la capital de Zimbabwe, impidio a varios cientos de manifestantes entregar una peticion al Presidente del Parlamento para protestar por la reciente detencion y tortura de dos periodistas, informa el Media Institute of Southern Africa (Instituto de los Medios de Comunicacion del África Austral, MISA). El caso provoco indignacion internacional. La asociacion Lawyers for Human Rights (Abogados por los Derechos Humanos) había marchado hasta el parlamento para protestar por la detencion y tortura del editor Mark Chavunduka y el reportero Ray Choto del periodico»The Standard». Los manifestantes, la mayor parte de ellos abogados, deseaban entregar el Presidente una peticion en la que citaban numerosas quejas contra supuestos abusos contra los derechos humanos por parte del Estado. Sin embargo, alrededor de 60 policías antimotines, armados con fusiles de asalto AK-47, toletes, perros y latas de gas lacrimogeno, bloquearon a los manifestantes frente al parlamento.
MISA y otros miembros de IFEX han informado que Chavunduka fue detenido por los militares el 12 de enero, dos días después de que «The Standard» publico una nota acerca de un supuesto golpe de estado contra el gobierno de Robert Mugabe. En la cárcel a Chavunduka se le nego el acceso a un representante legal, un médico, y a familiares y amigos. El 14 de enero, la Suprema Corte de Zimbabwe ordeno al gobierno liberar a Chavunduka, argumentando que su detencion había sido ilegal, dice MISA, señalando que el gobierno «se rehuso a cumplir la orden de la corte, diciendo que los tribunales civiles no tienen jurisdiccion en los campamentos militares donde Chavunduka estaba detenido». Choto fue arrestado por la policía el 19 de enero, y luego turnado a los militares para su interrogatorio.
Ambos periodistas fueron acusados según el Decreto de Mantenimiento de la Ley y el Orden de 1960 por publicar informes falsos que «probablemente causarían alarma, temores o desaliento en el público, o un sector del mismo», castigo punible con una sentencia de prision de hasta siete años. Fueron liberados bajo fianza de Zim$10,000 (255 dolares estadounidenses) y citados para presentarse a juicio el 22 de febrero. Al ser liberados, describieron la tortura a la que los militares los habían sometido. Los golpearon con los puños, tablas de madera y bastones de goma, especialmente en las plantes de los pies, y les aplicaron descargas eléctricas en todo el cuerpo, incluyendo los genitales. Según MISA, también fueron sometidos al «submarino», tortura en la cual sus cabezas fueron envueltas en bolsas de plástico y luego sumergidos en un tanque de agua hasta que se asfixiaron.
El 22 de enero, la policía detuvo a Clive Wilson, director administrativo de «The Standard». Wilson fue liberado incondicionalmente poco después de que el Procurador General se nego a procesarlo por lo que dijo fue falta de evidencia de la policía, según MISA.