Los periodistas y camarógrafos se encontraban cubriendo una violenta acción policial contra marchistas indígenas que protestaban la construcción de una carretera a través del territorio indígena en el norte del país.
(ANP/IFEX) – Periodistas y camarógrafos que cubrieron una violenta acción policial contra marchistas indígenas, el 25 de septiembre de 2011, sufrieron agresiones físicas, amenazas e intimidación en abierta violación a los derechos fundamentales de la libre expresión y acceso a la información, según testimonios recogidos en la población de Yucumo, en el departamento de Beni, al norte de Bolivia.
Policías antimotines armados de lanzagases y objetos contundentes ingresaron en el campamento de indígenas que en ese momento debatían sobre la pertinencia de aceptar una invitación a dialogar extendida por el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, y procedieron a la detención de dirigentes y mujeres, a quienes golpearon, patearon, maniataron y amordazaron con cinta adhesiva.
Pocos periodistas lograron grabar imágenes y recoger testimonios del momento de la irrupción policial en el campamento San Lorenzo, el sitio elegido para el descanso de más de un millar de hombres, mujeres y niños que iniciaron su caminata de 600 kilómetros, en dirección a La Paz, el pasado 15 de agosto, en rechazo a la construcción de una carretera a través del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Bajo amenazas, según los testimonios de los periodistas, la policía consiguió alejar del lugar a los enviados de medios de comunicación, y ello explica las pocas imágenes que mostraron del momento de la detención, golpiza y amordazamiento de los dirigentes detenidos.
El reportero de la cadena de televisión PAT, Bernabé López, y su camarógrafo fueron amenazados por policías que tenían el rostro cubierto, con el despojo de su cámara de video y micrófono, y luego retirados del campamento por la fuerza, dijeron testigos presenciales. Bernabé intentó pedir a los uniformados respeto a la libertad de prensa, pero la respuesta fue los empujones para echarlos del lugar, mientras se instalaba el cordón policial y comenzaba la detención de los líderes del movimiento indígena.
El reportero de Radio Fides, Ramiro Amaru, fue retirado a empujones por los policías cuando intentaba fotografiar la imagen de un bebé desmayado por efecto de los gases tóxicos empleados durante la represión.
Dos cámaras fotográficas y una video grabadora fueron arrebatadas a los reporteros de la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB), mientras registraban los hechos de violencia para el programa «Entre Culturas» que se difunde por el canal de televisión del Estado.
Las denuncias recogidas por la Unidad de Monitoreo de la ANP señalan que un agente de inteligencia de la policía acusó a los activistas de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia de ser «agitadores», y con ese argumento intimidaron a su fotógrafo para que se retire del lugar bajo amenaza de arresto. Los testimonios de los periodistas afirman que este agente usó los vehículos de la Dirección Nacional del Régimen Interior y ordenó la grabación de imágenes y la obtención de fotografías de reporteros que entrevistaban a mujeres y niños sumidos en llanto y desesperación, mientras eran llevados a buses y camionetas.
Los hechos violentos contra periodistas y camarógrafos de televisión, en Yucumo, se sumaron a otros atribuibles a colonizadores afines al gobierno que organizaron un bloqueo en la zona para impedir el paso de la marcha indígena.
El periodista de Radio Fides, César Tamayo, y el enviado de Erbol, Jorge Figueroa, fueron agredidos verbal y físicamente por los bloqueadores ante la mirada pasiva de la Policía. El reportero gráfico, Samy Schwartz, también sufrió agresiones de los bloqueadores, agregaron los testigos.
La ANP reiteró su reclamo al gobierno para la vigencia plena de libertades y el respeto al trabajo de periodistas que cumplen su función al reportar los hechos para que la ciudadanía, en pleno uso de sus derechos, debe conocer.