A principios de 2011, el periodista fue víctima de amenazas por parte de "Libertad y Concordia", un grupo que apoya a los militares responsables de violaciones de derechos humanos.
(RSF/IFEX) – el 18 de mayo de 2011 – El periodista uruguayo Roger Rodríguez lleva varias décadas investigando los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar uruguaya (1973-1985). Sus investigaciones facilitaron el hallazgo de niños desaparecidos y el rencuentro con sus familias. A principios de 2011, el periodista fue víctima de amenazas por parte de «Libertad y Concordia», un grupo que apoya a los militares responsables de violaciones de derechos humanos y que se encuentra preocupado ante la posibilidad de una nueva legislación – aun en discusión – que pondría fin a la Ley de Caducidad de 1986 que otorga amnistía a agentes del Estado acusados de crímenes de lesa humanidad. El voto de los diputados debe efectuarse el 19 de mayo de 2011.
En seguido, la entrevista con el periodista:
Reporteros sin Fronteras: ¿Cómo ha pasado estos últimos cuatro meses desde la amenaza que recibió, tras la publicación en la revista «Caras & Caretas» de su artículo «La ofensiva de los indagables»?
R.R.: Nosotros, los periodistas que investigamos sobre temas vinculados a los delitos de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura solemos ser amenazados. Yo siempre bromeaba con algunos colegas diciendo, «si no te amenazaron es que la nota era mala, si no tenías una llamada, una protesta, era porque la nota era mala». Lo que pasó ahora fue distinto, trasciende el juego normal de ese periodista que sabe que está sometido a la crítica o a algo más, a un insulto o a algún tipo de presión. Esta vez se publicaron mis datos personales y familiares. Al publicar un plano de mi casa, se está convocando a sicarios. Eso es lo que ocurre en Juárez o en Colombia, no acá. Yo se lo comuniqué a mi gremio y a la Asociación de la Prensa Uruguaya quienes lo denunciaron publicamente y la solidaridad recibida fue increíble. Reporteros sin Fronteras fueron los primeros en hacer una declaración pública. Desde Reporteros sin Fronteras hasta la Sociedad Interamericana de Prensa, pasando por todo el escenario internacional, surgieron expresiones de solidaridad. Una carta personal fue enviada al presidente Mujica por parte de Amnistía Internacional, todos los gremios y todos los colegas. Allí se vio claramente el rol de las redes sociales. Yo informé a la gente vinculada a las investigaciones y a otros observadores de los hechos sobre el grupo ‘Libertad y Concordia’. De ahí, la información surgió y las consecuencias fueron impresionantes a nivel local e internacional. A nivel local, todo el mundo se enteró y recibí cientos de llamadas, mil quinientos amigos de Facebook, que de una u otra manera se sumaron aportando su punto de vista. Por otro lado, el movimiento ‘Tortura Nunca Más’ me entregó la Medalla Chico Mendes a la Resistencia a principios de abril y la Casa América de Catalunya me acaba de otorgar el premio Libertad de Expresión 2011. La solidaridad, los premios, implican todo un colchón en torno a una persona que fue amenazada. Entonces, a mi parecer, esa solidaridad es extraordinaria porque da tranquilidad. Podrá pasarme algo, pero no es gratis.
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