La libertad de expresión ha sido coartada severamente para dos periodistas del Canal HCH que sufrieron, por un lado, amenazas a muerte y, por otro, robo del equipo de transmisión.
Este artículo fue publicado originalmente en clibrehonduras.com el 9 de diciembre de 2015.
La libertad de expresión ha sido coartada severamente para dos periodistas del Canal HCH que sufrieron, por un lado, amenazas a muerte y, por otro, robo del equipo de transmisión.
Las agresiones delictivas ocurrieron en un lapso de cuatro días.
La Dirección Policial de Investigaciones (DPI) está tras la pista de quienes se robaron el equipo periodístico del corresponsal de San Pedro Sula, Ernesto Alonso Rojas, relató a C-Libre el coordinador de los noticiarios de HCH, Pablo Matamoros, cuyo secuestro seguido de asalto, ocurrido desde febrero de este año, sigue en la impunidad.
“No sabemos si fue delincuencia común o si fue algo premeditado, creemos que fue algo premeditado, sólo estuvo como 10 minutos, entró y salió (a comprar) y sólo le robaron equipo periodístico, y un aparato para transmitir en directo, por eso se cree que puede ser algo más”, dijo Matamoros.
El asalto contra Rojas ocurrió el 2 de diciembre pasado. Amenazas a muerte mientras tanto, dijo Matamoros, se interpondrá una denuncia formal por las amenazas a muerte recibidas por la periodista Elsa Oseguera, ocurridas la noche del domingo 6 de diciembre.
En este momento está interponiendo la queja ante el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, señaló Matamoros la tarde del martes.
Oseguera era corresponsal de San Pedro Sula y fue trasladada a Tegucigalpa por amenazas, informó HCH.
“En el caso de Elsa, le dañaron el carro, se lo rayaron y le dejaron un rótulo”.
Este ataque ocurrió cerca del canal. Ella a veces lo deja en otro lugar, este fin de semana estaba en el canal trabajando, cumpliendo turno, regresó tarde de hacer entrevistas relacionadas con el maltrato animal, después entró a editar el material, relató.
Oseguera realizó coberturas recientes sobre las empresas de masajes que son supuestos prostíbulos disfrazados, hubo fuertes reclamos por estos trabajos con mensajes al aire y en privado, también hubo amenazas; después con la cobertura de las prepagos también ocurrieron muchas reacciones, dijo el periodista.
El 7 de diciembre, el propietario de HCH, Eduardo Maldonado, expresó que la “empresa dispuso traerla de San Pedro Sula hasta Tegucigalpa y hasta hoy lo vamos a revelar, que es porque había recibido amenazas a muerte. La llamaban consistentemente y ya por último sabían dónde vivía, en qué carro se movilizaba y qué es lo que ella hace», detalló Maldonado.
«La empresa decidió traerla debido a esas amenazas por parte de personas que se quizá se había obsesionado con ella, llegando a esos extremos…Pueda ser que alguien no le agrade su éxito, el que está teniendo en su carrera, pueda ser que esté tocando intereses con sus últimos reportajes como el de la casa de masajes, el tema de las jóvenes prepago y el tema de la depuración policial», dijo.
Maldonado contó que Oseguera elaboraba un reportaje sobre la utilización de redes sociales por parte del crimen organizado. De igual forma, el periodista que hace la cobertura de sucesos, Carlos Posadas, recibió amenazas a muerte que podrían provenir del crimen organizado, hubo una detención de una mujer que habría estado implicada “y no hemos tenido más información al respecto”, respondió Matamoros.
El numeral 9 de la Declaración de Principios Sobre Libertad de Expresión –que forma parte de la normativa interna hondureña- estípula que el asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada.
La amenaza contra Oseguera coincide con el cuarto aniversario de muerte de la primera mujer periodista, Luz Marina Paz, asesinada por sicarios el 6 de diciembre de 2011. En los últimos cuatro años, el 6, 7 y 8 de diciembre han sido fechas con crímenes de alto impacto.