Camboya celebrará su sexta elección general el 29 de julio, a pesar de la disolución del principal partido de la oposición y las preocupaciones frente a una democracia debilitada.
Democracia bajo ataque
El Partido Popular de Camboya (PPC), que ha gobernado el país desde 1985, perdió un número significativo de escaños en las elecciones generales de 2013. Cuatro años más tarde, el PPC nuevamente falló en dominar las elecciones del consejo comunal. Tal vez el gobierno percibió hacia dónde iba la opinión popular; en cualquier caso, antes de terminar el año 2017, el opositor Partido Nacional de Rescate de Camboya (PNRC) fue disuelto por la Corte Suprema, después de que el partido gobernante acusara a sus líderes de traición.
Desde la represión de la oposición hasta el bloqueo del acceso a la información y la criminalización de la expresión.
El año 2017 también fue testigo del cierre de docenas de estaciones de radio en todo el país que transmiten programas críticos del gobierno. Algunas empresas de medios etiquetadas como «sesgadas» recibieron fuertes multas impositivas, mientras que otras vieron cómo arrestaban a sus reporteros bajo cargos de espionaje.
El gobierno promulgó una ley de Lèse Majesté (insulto real), mientras intensificaba los arrestos relacionados con el delito cibernético.
Dos meses antes de las elecciones programadas, el gobierno emitió un código de conducta restrictivo para los reporteros y una regulación separada (prakas) que amplía los controles a las redes sociales e Internet en el país.
Claramente, estas medidas represivas tenían la intención de silenciar a la oposición, socavar el trabajo de los medios e infundir miedo entre la gente.
Pero los camboyanos han encontrado otras formas de eludir estas restricciones que les permitieron continuar hablando en contra de las amenazas a la democracia y otros abusos cometidos por aquellos en el poder.
La sociedad civil contra-ataca
A pesar de la creciente represión antes de las elecciones, alrededor de 116 grupos locales firmaron una declaración criticando la orden ministerial en los medios como una amenaza a los derechos de privacidad y la libertad de expresión de cada usuario de Internet y redes sociales en Camboya y que «disminuye aún más el espacio ya limitado para el debate público tras meses de ataques a las libertades de los medios «.
Lo que esta declaración no muestra es el dilema que enfrentan la mayoría de los grupos de la sociedad civil de hoy: ¿hablarán y correrán el riesgo de ser clausurados por completo? ¿O lo dejarán pasar con la esperanza de poder seguir avanzando en la situación de los derechos humanos en Camboya a largo plazo?
El deterioro de la situación política ha obligado a muchos grupos a revisar sus métodos, a enfocarse en una comunicación más segura, mejores prácticas de seguridad y campañas de cabildeo más efectivas, tanto dentro como fuera del país.
Muchos han continuado ampliando sus redes en comunidades rurales y urbanas pobres, llegando a más trabajadores, jóvenes, mujeres y agricultores que se resisten al desplazamiento.
Algunos han encontrado formas de destacar la cuestión de la impunidad sin confrontar directamente a las autoridades. Esto fue evidente con el activismo de los grupos que continuaron conmemorando el legado del renombrado analista Kem Ley, asesinado a tiros en Phnom Penh hace dos años.
Pero lo que también han subrayado los grupos de la sociedad civil es el poder de la solidaridad en sus campañas por la democracia y los derechos humanos, como lo demuestra, por ejemplo, la postura unificada de más de 100 grupos contra la nueva regulación gubernamental de los medios.
La solidaridad también es estratégica. «Hemos hecho un mayor uso de acciones conjuntas para tener más impacto, pero también para disminuir las posibilidades de represalias», dijo Chak Sopheap, Directora Ejecutiva del Centro Camboyano para los Derechos Humanos, una de las organizaciones miembros de IFEX en Camboya, y un grupo que ha sido directamente atacado.
«Esta difícil situación hizo que se generara más solidaridad entre las organizaciones de la sociedad civil, creando una red de apoyo que ha sido invaluable para garantizar que los grupos puedan continuar su trabajo en Camboya», agregó.
La lucha de los medios independientes
Un factor crucial para el éxito de cualquier campaña de la sociedad civil es la amplia difusión de sus mensajes de promoción. Este fue un rol muy importante tanto para los medios tradicionales como para los nuevos, y explica por qué el gobierno ha sido implacable en intimidar a las empresas de medios que se niegan a apoyar acríticamente al partido gobernante.
De hecho, el trabajo de importantes empresas de noticias como The Cambodia Daily y Radio Free Asia (RFA) se vio gravemente afectado cuando el gobierno decidió emprender acciones legales contra las mismas. La venta del diario inglés Phnom Penh Post a un inversor que había trabajado anteriormente en un proyecto que involucraba al primer ministro Hun Sen también significó la desaparición del último periódico independiente del país.
Pero no han sido silenciados. Los ex periodistas de Camboya Daily y los disgustados empleados del Phnom Penh Post continúan viviendo y trabajando en Camboya como periodistas independientes. Sus historias, publicadas en sitios web de noticias alternativos, subrayan lo que los camboyanos experimentan y soportan todos los días.
El Centro Camboyano de Medios Independientes (The Cambodian Center for Independent Media – CCIM), otro miembro de IFEX en el país, reconoce que el clima mediático ha creado miedo y cinismo, pero esto también los inspiró a ser más agresivos en la capacitación de periodistas ciudadanos, personas que desde entonces se han convertido en valiosos corresponsales comunitarios proporcionando información de primera mano a varias empresas de noticias.
Además, a pesar del cierre de sus estaciones de radio y su oficina en Phnom Penh, y el arresto de sus dos reporteros por espionaje, RFA insiste en que continúa brindando una cobertura completa de los problemas que afectan al pueblo camboyano.
«Recopilar y verificar información ha sido un desafío para nosotros debido a la represión mediática, que ha espantado a algunas de nuestras fuentes y ha dado lugar a una menor cooperación de las autoridades locales en la verificación de la información. Pero algunas de nuestras fuentes tradicionales dentro de Camboya continúan confiando en nosotros para canalizar información pública crítica que los medios locales a menudo no comparten por las restricciones gubernamentales y el acoso», dijo Rohit Mahajan, un oficial de prensa de RFA.
Atribuyó esto a las diversas fuentes del grupo, tanto dentro del gobierno como entre el público, que permanecen en el anonimato pero que son confiables al proporcionar información sobre la situación sobre el terreno.
Irónicamente, a principios de este mes el vocero del Gabinete alentó a otros funcionarios a hablar con RFA, diciendo que no había orden de mordaza sobre los funcionarios del gobierno que deseaban compartir información y opiniones oficiales con la empresa de noticias.
RFA, al igual que la mayoría de las plataformas de medios independientes en Camboya, prospera al depender de Internet, especialmente en las redes sociales populares como Facebook, para llegar a un público más amplio. Esta es la razón principal por la cual el gobierno ha ordenado una regulación más estricta del ciberespacio.
Aplazamiento de las elecciones
El PNRC también está maximizando el potencial de Internet para reunir a sus partidarios y llamar al boicot de las elecciones a través de su campaña de ‘dedo limpio’. A pesar de la detención del líder del PNRC, Kem Sokha, los miembros del partido en todo el país todavía están haciendo campaña por reformas.
Boycotting #Cambodia's fake election is a vote for the #CNRP. #SamRainsy pic.twitter.com/fpLcKQ8dzN
— Rainsy Sam (@RainsySam) July 14, 2018
Boicotear la elección falsa de #Camboya es un voto para el #PNRC . #SamRainsy
Los líderes exiliados del PNRC también están llevando a cabo cabildeos intensivos con instituciones internacionales como la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas.
Mu Sochua, una funcionaria del PNRC, le dijo a IFEX que el partido está pidiendo un aplazamiento de las elecciones de seis meses, para que todos los interesados puedan participar libremente en el proceso electoral.
Afirmó que el gobierno de Hun Sen debería trabajar para lograr un ambiente conducente a elecciones libres y justas liberando a Kem Sokha, reinstalando el PNRC, y permitiendo que los medios y la sociedad civil realicen sus roles sin temor a ser perseguidos.
Presión internacional
Miembros de la comunidad internacional se hicieron eco de la mayoría de las demandas de los grupos de la sociedad civil y el PNRC y se han enfrentado al gobierno de Hun Sen para defender la democracia y los derechos humanos.
Recientemente, una misión de la UE en Camboya informó sobre «el grave deterioro en el área de los derechos políticos y electorales, así como la restricción de las actividades de la sociedad civil». Su declaración inicial también confirmó que en el país «hay deficiencias en los mecanismos para la resolución de disputas de tierras y amenazas graves a la libertad de asociación y a los derechos de negociación colectiva».
Todavía no está claro si la UE impondrá sanciones comerciales a Camboya. Esto se consideraría como una «medida de último recurso», debido a las ramificaciones económicas que afectarían los medios de subsistencia de los ciudadanos comunes.
Pero lo que la UE, la ONU y otros grupos mundiales de control pueden hacer ahora es revisar y actualizar sus resoluciones e informes anteriores sobre Camboya e instar al gobierno de Hun Sen a revertir sus políticas represivas y respetar incondicionalmente la democracia plural, la gobernanza transparente, la libertad de expresión y las elecciones abiertas.
Queda por ver si los camboyanos votarán o evitarán ir a las urnas en números récord. Pero pase lo que pase el día de las elecciones, es innegable que queda mucho por hacer antes de que se pueda hablar de una democracia completa en Camboya.
Este es el dilema al que se enfrentan hoy la mayoría de los grupos de la sociedad civil: ¿hablarán y correrán el riesgo de ser clausurados por completo? ¿O lo dejarán pasar con la esperanza de poder seguir avanzando en la situación de los derechos humanos en Camboya a largo plazo?